Debido a esa neurasténica manía que adquieren algunos progenitores, y que no me explico de dónde la sacan y cómo se las insertan en el disco duro; de procurar malcriar a los hijos a su propia imagen y semejanza, se ha perdido la certeza de que el ser humano está creado a imagen y semejanza del Creador de todo lo visible e invisible, que existe sobre la faz de la Tierra. En caso de un progenitor fanáticamente ateo, este tipo de creencia obliga al progenitor a comportarse divinamente puesto que el hijo lo está tomando, lo sepa o no el supuesto progenitor; como punto de referencia para ser tan divino como su supuesto padre espera. De no ser así, el padre además de rebatir la existencia de un Poder Supremo, que se pone en evidencia con la Vida misma; tendría que mostrarse tolerante cuando el hijo (modelo hembra o macho), ostente los mismos modales de un simio mal amaestrado. Es así como un gorila hijo, satisface las expectativas del mono macho y guía de la manada.
Es difícil de aceptar, sobre todos para esas personas que aún no cortan el cordón umbilical y que le llaman vida, a trabajar como bestias y reunirse los fines de semana en un consejo de familia dizque para convivir armoniosa y festivamente; que los padres biológicos en verdad son hermanos que nos muestran que la Vida es una gracia o, un desgraciado suceso con alguna eventual felicidad que por momentánea no merece ser experimentada. Muchos progenitores no entienden ese simple axioma que nos recuerda que: lo que no nace, no crece; y en lugar de simplemente sincerarse; en el afán de aparentar ser buenos en algo hacen denodados y anodinos intentos, para fingir sentir lo que no sienten. Olvidando que todos simplemente siendo humanos, tenemos despierto el sentido de la percepción extrasensorial (sexto sentido), que definitiva y evidentemente no se guía por las apariencias para sacar sus propias conclusiones remitiéndose a las pruebas. Cómo si fuese necesario explicar el amor cuando realmente se siente y no supiese cualquiera, que en ausencia de un sentimiento real no hay nada como las palabras para rellenar el vacío.
Además de los progenitores que traen hijos a este mundo, teniendo ellos mismos la autoestima a la misma altura que la baba de una babosa; tenemos a los padres y madres postizos que ni te adoptan para apoyarte emocional y materialmente, ni te aportan más material que las creencias para que el ser humano, que ignora su verdadero origen; pueda hacer de la divinidad un fetiche que no tiene nada que envidiarle en significado, al de un hilo dental de una chica para un masturbador profesional. Los protestantes también critican que el Papa reclame para sí el título de Santo Padre, usando el fundamento de que Jesús, en Mateo 23:9; advierte lo siguiente: “Y no llaméis Padre vuestro a nadie en la Tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los Cielos.". Lo que no aclaran los protestantes es que este Divino Padre es la Conciencia que aporta el principio supremo o aliento vital sin el cual, pasaríamos de ser humano en estado intrauterino a feto tirado en el cesto de la basura. Aunque Jesús tomaba por muertos a los que negaban su propia naturaleza divina, y hacían todo lo posible por ponerlo en evidencia, tampoco los protestantes enfatizan en que esa Divinidad, reside en el Reino de los Cielos que como señaló ese Maestro Perfecto; reside en cada corazón humano.
Es que no importa el credo religioso que uno tenga incrustado, una vez que uno se deja manipular por alguien que es padre o madre sólo a través de sus afirmaciones (progenitor especulativo), es lógico que trate de hacer lo mismo con los demás aunque no los haya parido; ni haya mantenido relaciones sexuales con las mujeres que los trajeron al mundo.
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