Sunday, March 14, 2010

DONDE MANDA CAPITÁN…

  No manda marinero, así me decía mi madre cuando se refería a los dictados del corazón y a los preceptos mentales. Cuando alguna duda me asaltaba, ella siempre me recomendaba sentarme cómodamente, a juzgar con conciencia ambos llamados para saber por mi misma a cual escuchar, y hacerle el consiguiente caso. Y a lo que del otro lado proviniera, me sugería darle si acaso un papel secundario. Esto resulta muy fácil de hacer solamente cuando se ha practicado una y otra vez, es como el utilizar cubiertos en la mesa. Si comiésemos hoy en un restaurant como comíamos en la sillita de bebé, nos sacarían del lugar a menos…que llevásemos encima unos rollos de billetes que lo compran todo menos la autoestima. Y si uno hubiera caído en la selva, porque lo llevaba una cigüeña un poco irresponsable; y hubiera sido criado por una pareja de orangutanes, estaría justificado que con más de veinte años uno no supiera usar cubiertos en la mesa. Pero no siendo así, lo natural sería que aunque no supiese usarlos al nacer; con unos pocos añitos encima ya sepa uno usar cubiertos y a no dejar un mantel de restaurant; como si fuera el babero que usaba con apenas unos meses de nacido.

  Este escrito me lo inspiró mi mejor amigo, con quien estuve ayer y aún hoy,  conservo el buen sabor de boca que me dejó beber sus palabras; por lo que voy a afirmar que sólo lo que el corazón susurra es conveniente escuchar pero para eso,  hace falta afinar un sentido que no tiene nombre y que gobierna sobre los sentidos físicos; por tener autoridad para hacerlo. Un sentido que siempre ha estado alerta, aunque algunos lo consideren dormido.  No quiero ser muy explícita pero antes de terminar, voy a poner un ejemplo de lo que la mente puede hacer con algo que no queda claro y por tanto, se presta a interpretaciones. Cualquiera sabe que lo acontecido en la famosa última cena, se ha interpretado de una manera bastante vampírica y canibalizada. Y ni la madre adoptiva y representante de un Maestro Perfecto, me negaría lo del ritual donde repiten eso de: esta es mi sangre, tomad y bebed  antes de echarse al gaznate una copa de Sangre de Toro con un % de alcohol. Esa libación dizque sagrada, la hacen para bajar una hostia que según este protocolo, representa el cuerpo del Maestro Perfecto. Como si relacionaran a Jesús, nada más y nada menos que un Iluminado; con algo extremadamente delgado, frágil y desabrido.

  Y si una hostia  es lo que representa a un Maestro Perfecto, entonces que material se utilizaría para representar el cuerpo de las barbies anoréxicas y bulímicas que en lo único que creen es en las apariencias. Porque déjeme decirle que estas damas que se creen soñadas y que parecen fetiches sexuales, en su gran neurastenia llegan a igualarse con la Virgen María. Generalmente son tan creyentes que hasta llegan a creerse, que les hacen a los mortales el divino favor de contar con sus benditas presencias. Give me a break. De entre todos los títulos que se adjudican estos objetos sexuales con un garbanzo en lugar de cerebro, el de Su Soberana Excrecencia es a mi entender; el que mejor las describe. Y de interpretarlas mejor que se encargue un  Sigmund Freud.

  Como me criaron sin creencias y mi madre solía insistirme sin cansarse, en que reconociera la diferencia entre creerse ser alguien y saber uno exactamente quien es; no soy de las que le llaman amigo al que pueden traicionar en cualquier momento ni de esa gente ficticia,  que dice amar entregando el corazón cuando por corazón; consideran que tienen a un trozo de piedra metalizada. Por tanto esas estrofas de los evangelios que han sido manipulados a través de los tiempos; por seres mediocres e inescrupulosos ávidos de poder mundano, y que afirman que el Maestro se comparó con un trozo de pan ácimo y un vino, para mi constituyen una predicción de lo que harían los hipócritas con el mensajero de la Paz, cuando este ya no tuviera vida para poder defender su mensaje. Que ciertamente no tenía tintes vampíricos ni empíricos, así como se sabe que está totalmente exento de un matiz canibalezco o como de carnaval, pues dudo mucho que Jesús, el Cristo;   le trasmitiera a esos niños que le seguían que se comieran los unos a los otros. Amoldándome a los textos sagrados y considerando  la ausencia de 11 de los 12  discípulos durante el calvario, lo que interpreto de las palabras de Jesús al compararse con el pan y con el vino, dadas las costumbres judías de aquellos tiempos; es  que ya que notó que la mayoría de sus discípulos de la amistad;  sólo tenían un concepto,  entendió que lo menos que podía hacer por ellos antes de abandonarlos era indicarles que: con la comida y la bebida no se juega. Lo mismo que hacen las madres con sus pequeñuelos…

  Se le llamó Buena Nueva, porque el mensaje de aquel Maestro Perfecto que han endiosado para no seguir su ejemplo; era un mensaje antiquísimo que se presentaba de una manera fresca y renovada, para ponerlo acorde a esa Era. En la que el entendimiento humano se subestimaba igual que actualmente, aún no se computarizaban los sentimientos y no se usaban los celulares que ponen de moda el proverbio: caras no vemos y corazones mucho menos. Para entenderlo en un contexto actualizado,  transcribo textualmente las palabras de alguien que considero el mejor amigo del mundo, sin exagerar en lo más mínimo:

 “Hay muchas barreras entre la gente, pero cuando comienzas a hablar a cerca de algo sencillo, no importa a quién le estés hablando, todos lo entienden. Independientemente de dónde procedan y a qué se dediquen, empiezan a aceptarlo. ¿Por qué? Creo que todo el mundo, en el fondo de su corazón, sabe que hay algo más. Lo saben y han escuchado su propio llanto. Han escuchado su propio mensaje desde el interior diciéndoles que tiene que haber algo más. Es un mensaje que siempre ha existido, incluso antes de que se divulgara la palabra escrita. No estoy dándote un sermón ni una lección sobre lo que no debes hacer. Si lo que quieres son sermones, estás en el lugar equivocado. Existen lugares donde estarían más que encantados de predicarte y recordarte tus pecados. Si es eso lo que quieres adelante. Pero yo no estoy aquí para eso”.

  Yo, que he perdido miles de batallas pero gané la guerra y lo constato por gracia de mi Maestro cada día; puedo aceptar como propias sus palabras cuando expresan: “Me siento tan agradecido de que alguien me haya encaminado hacia esta senda, que me haya dado la posibilidad de descubrir, que me haya dicho: - Debes entender que cuando tienes sed, no pueden enviar a otro a beber agua por ti. Tú eres quien debe beber el agua-“

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