Wednesday, March 17, 2010

MUCHOS SON LOS LLAMADOS PERO POCOS LOS QUE RESPONDEN.

 Ayer pude constatar, por enésima vez; el daño que hacen las doctrinas. Gracias a las doctrinas, mucha gente ignora lo que es una doctrina. Pero antes de aprender a leer, todos sabemos lo que no concuerda con nuestra auténtica naturaleza. A la que siendo seres humanos íntegros no definimos de diabólica o divina,  porque no nos sentimos divididos, a menos que hayamos escogido como modelo a un patrón de conducta desequilibrado y con la autoestima amputada.  De acuerdo con lo que nos está permitido saber, se toma por doctrina a una enseñanza que se da a una persona; sobre una materia determinada. Esta definición lo quiera o no, descarta que la gratitud, el contentamiento, la sensatez, la voluntad de ser uno quien es; tengan que ser materias de estudio. Pero sugiere que se debe aprender a vivir,  a pesar de no sentir  agradecimiento, satisfacción, lucidez ni voluntad para ser uno, quien siempre ha sido y será por los siglos de los siglos. Otro significado de doctrina es ciencia y sabiduría, lo cual pondría a Albert Einstein a la altura de un Buda y catalogaría de sabios, a los que buscan a Dios estudiando un libro de anatomía humana o perforando el músculo cardiaco. Más la de igualar a una doctrina con un conjunto de creencias defendidas por un grupo, es mi favorita.

 Lo es porque pone en evidencia la tendencia del ser humano, cuando se olvida de su integridad; a creer que la razón es privativa de un grupo y por tanto,  un individuo que no quiera pertenecer a un conglomerado de monos de cuerda; tiene necesariamente que estar demente. De lo que se deduce que una doctrina, es el conjunto de creencias dictadas por un grupo,  que desea controlar a los adoctrinados para poder utilizarlos. Lo que explica que la raza Homo sapiens sea la única en el Reino de los Seres Vivos, interesada en sojuzgarse a sí misma. Algo que está abiertamente en contra de los textos sagrados, que explican en su mayoría que el Ser Humano es creado a imagen y semejanza del Creador. Y si el Creador es Dios y algunas personas creen que pueden someter a otras, entonces esas personas en lugar de representar a la Divinidad la denigran. Por eso convencer de una mentira o adoctrinar al Ser creado a Imagen y Semejanza de un SER SUPREMO, inculcándole que es un pecador indigno de llamarse Hijo de Dios y que por consiguiente debe sacrificar esta vida, para poder conseguirse otra vida mejor después de muerto; más que una herejía es un disparate que solamente a un orate se le pasaría por la mente. Y a un demente bastante interesado en las ganancias materiales por cierto, porque cualquier persona que no comulgue con doctrina alguna y que no tenga empezada ni la enseñanza primaria; sabe que de este mundo no podrá llevarse ni una pestaña. Entonces cómo eso de que los dizque representantes de la Divinidad habiten en un palacete, se transporten en lujosos automóviles y coman opíparamente,  mientras que delante de sus ojos el Tercer Mundo exhibe una estampa que más que lástima, da grima. ¿No saben los representantes de Dios que Dios ama a su Creación, por sobre todas las cosas del mundo?

  Tampoco sabían que la Tierra era redonda y sesgaron bastantes vidas humanas para poder implantar una creencia que se igual a un saber tanto como podrían igualarse SER y PARECER. Pareciera ser que cuando la Conquista de América, todavía no se habían estudiado la Biblia lo suficiente; porque la matanza de indios fue espectacular. Y los reyes europeos podían pasarla por alto,  mientras que recibieran en oro; el equivalente de lo que pesaba cada indio o india muerto. Los representantes de Dios hacían lo suyo,  bendiciendo a los indios antes de que los quemaran en una hoguera o simplemente los lincharan en masa. De ahí que no tuvieran moral para criticar a los Borgia, por envenenar a gente de dinero para despojarlos de las riquezas materiales acumuladas. Las doctrinas para mí y otros que aunque sean pocos, concuerdan con mi perspectiva por ser más amplia; son todas lo mismo ya sean religiosas, políticas o fundamentalistas; pues se basan en la implantación de creencias que sólo se logra, mediante la eliminación de un Conocimiento Supremo. Y los únicos que aceptan rechazar un saber para adoptar una creencia, son los que no confían en lo que saben y sabían desde mucho antes de que la doctrina; los dividiera en mil pedazos. Puesto que doctrina al fin, ¿cómo vencería si no dividiera primero?. Divide tanto que lleva al ser humano a creer que fingir felicidad es mejor que ser feliz y que aparentar cordura, es superior a estar lúcido. Pero ¿qué se puede esperar de un método inhumano creado para que el ser humano, rebaje su condición humana y esencia divina hasta el punto de llegar a ser,  menos sensato que una bestia? Y esto no es para que los creyentes se ofendan, sino para que los dogmáticos sepan que aunque puedan clavarse a muchos con el conjunto de ideas, pensamientos o creencias, algunos habrán que se salven del adoctrinamiento colectivo al adoptar a  la resurrección como una opción viable; en lo que otros  prefieran seguir lamentándose por seguir clavados. Y todavía se ponen a esperar a que alguien se ocupe de desclavarlos… ¿No dicen los textos sagrados que el Cristo Jesús, se liberó de los clavos y de la cruz por su propia cuenta?

  Como la legendaria y mítica Ave Fénix, que arde y luego, renace de sus cenizas. Según los que se dedican a encontrar el origen de los mitos y las leyendas, el Ave Fénix o Phoenicopterus, como lo conocían los griegos, es un ave mitológica del tamaño de un águila, de plumaje rojo, anaranjado y amarillo incandescente, de fuerte pico y poderosas garras. Según esto, se trataba de un ave fabulosa que se consumía por acción del fuego cada 500 años, y una nueva y joven ave surgía de sus cenizas. Según algunos mitos, vivía en una región que comprendía la zona del Oriente Medio y la India, llegando hasta Egipto, en el norte de África. El Fénix ha sido un símbolo del renacimiento físico y espiritual, del poder del fuego, de la purificación, y de la inmortalidad del alma.  Según el mito, el Ave Fénix  poseía varios dones y entre ellos,  la virtud de que sus lágrimas fueran curativas. Claudio Claudiano, el último de los grandes poetas romanos del siglo IV, comentaba: “El Fénix es un ave igual a los dioses celestes, que compite con las estrellas en su forma de vida y en la duración de su existencia, y vence el curso del tiempo con el renacer de sus miembros. No sacia su hambre comiendo ni apaga su sed con fuente alguna”. Y si Dios hizo algo así con un ave, ¿cómo puede un ser humano suponer que a él o ella, el Ser Supremo  lo crea a su imagen y semejanza; para ser un simple pedazo de carne con ojo que se debe poner una etiqueta, antes de venderse en el mercado de la carne humana? Me gustaría saber cómo se explica el que una madre creada por ese Poder Divino,  trate a su hijo a cuerpo de Rey mientras  acepta que Dios, califique a sus criaturas de engendros del demonio. Bueno, mejor les digo pecadoras; como les llaman los interesados en adoctrinar a las masas, para convertirlas en ovejas destinadas a ser trasquiladas y sin protestar,  porque según ellos el Gran Carnero se dejó hacer de todo por los fanáticos religiosos para poner el ejemplo.

  Lo que al parecer no toman en consideración, esos que viven la vida a través de pensamientos que son prestados (adoctrinados); es que antes de que aparecieran los teorizantes, sectarios, dictadores e intolerantes doctrinarios, el ser humano se despertaba con el primer rayo de luz para alabar su existencia y cerraba los ojos cuando la claridad se iba, no sin antes sentir una profunda gratitud por lo vivido durante la jornada que recibió de regalo. Tampoco tienen en cuenta que no tuvieron que rezar ni balbucear una palabra, para que una mujer extraña que los mantuvo en su vientre les diera de tragar. Ni necesitaron venir con una tarjeta de crédito metida entre las nalgas, para que un niño grande se ocupara de trabajar con el fin de  garantizar la manutención (en el caso de los niños maduros), de alguien que no conocía ni en sueños. Lo que sucede con los adoctrinados, es que la verdad les parece increíble pero digieren la mentira, con mucha facilidad y sin cuestionarla siquiera. Suponen que resulta superior mostrarse delicadamente hipócrita, a ser rudamente sincero. Consideran que la libertad de expresión es callárselo todo y decir únicamente lo que otros califiquen como apropiado. Siendo homosexuales se arrodillan, en lugares donde la homosexualidad se considera un pecado. Creen que perdonar las ofensas, puede  evitar el perjuicio que una iniquidad provoca. Y pretenden, para acabar de amolarla; que tienen poder para dañar a quien se ama lo suficiente a sí mismo como para no consentir jamás,  en ser víctima de las circunstancias. Cuando puede elegir ser dueño de las situaciones.

 Son precisamente los creyentes, los que saben que MUCHOS SERAN LOS LLAMADOS Y POCOS LOS QUE PREFIERAN RESPONDER. Por la sencilla razón de que es más fácil dejarse caer que cuidar los pasos antes de darlos y para el que no le gusta esforzarse,  es mucho mejor flotar que aventurarse a nadar en el mar. Por eso somos excelentes exigiendo que nos hagan felices pero, poco o nada hacemos para merecerlo. Pedimos amor más somos incapaces de comprometernos con el amor, como lo haríamos con una semilla de mango que sembrásemos en el patio de la casa. Nos encanta que nos comprendan, pero a los que nos aceptan incluso sin comprendernos, los rechazamos con todo lo que tengamos. Vemos la paja en el ojo ajeno, pero no hacemos nada con el tronco que parece estar metido en otro ojo y en salva sea la parte, porque tiene que sentirse uno muy molesto  para no vivir ni dejar vivir al prójimo; a su propio aire…No me parece sensato suponer que uno pueda sacar agua de un pozo seco, pero he visto a gente pedirle peras al olmo. Y olvidar que el amor cuando es sincero, es incondicional. He visto a parejas unidas por un contrato económico y especulando con un amor que no puede estar presente, más que un corazón sincero que no se considere una caja de caudales. Aunque lo detesto, he tenido que ver como personas que amo con el alma me tratan, simulando un aprecio inexistente. Como hacen esas mujeres que sólo en dinero piensan, cuando contraen nupcias con un vejete milloneta. El amor, aunque los creyentes lo sientan ilusamente, no es ni será nunca una creencia. No lo es ni lo será en tanto los seres humanos sean reales en lugar de seres ficticios, empeñados en autoengañarse hasta el último suspiro. El amor espera hasta lo inesperado, pero prefiere hacerse presente a soñar con un futuro brillante o sentir nostalgia por lo que fue y no pudo ser. Pues el amor sólo puede existir en el AQUÍ Y EL AHORA, único lugar del espacio-tiempo donde un ser humano tiene existencia real. Evidentemente.

 Espero que algo tan sencillo pueda ser comprendido pero aclaro, que es asunto de cada cual ocuparse de su propia dicha; antes de que el último aliento se haga patente. Porque está claro, que no son los padres los responsables de que optemos por desgraciarnos la existencia,  ni nadie nace con la exclusiva misión de hacer feliz a otro que no sabe ni que madre lo parió. Y si no aceptamos esa responsabilidad ineludible, no sólo habremos ignorado el mayor anhelo del corazón sino que al final y demasiado tarde, comprenderemos que el regalo de una vida sólo se nos dio para ser desperdiciado. De manera que tendremos toda la eternidad para perdonarnos el haber actuado como pendejos,  habiendo sido desde siempre regios, divinos y maravillosos por herencia suprema. La posibilidad es vivir la vida plenamente, en lugar de morir de sed teniendo tanta agua.

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