A mí el tema de la amistad me resulta bastante escabroso de tocar, porque en mi mundo la amistad es un compromiso que adquiere uno, primero con uno mismo; de estar abierto a recibir de la Vida lo mejor que esta tenga para darle. Y una vez que ese pacto está sellado en cada uno de mis días, entonces sé que puedo establecer un compromiso con un semejante teniendo la tranquilidad de que, sin tener que ir a un colegio; sabré darle lo mejor de mi pues es lo que la Vida me regala, cada vez que la acepto sin juzgarla de buena o, de mala vida. Pues la vida me ofrece la posibilidad de verla desde una perspectiva más amplia, que la que pude tener un garbanzo, flotando en el liquido encefálico y ocupándose de encontrar un falo por alguna parte.
Más en este mundo la amistad parece ser algo que supuestamente existe, entre dos seres humanos que no se comprenden en lo absoluto pero mínimamente se soportan o, toleran; para decirlo con la palabra favorita de esos microcefálicos y papayescos creyentes que no creen ni en sus madres. Para facilitar semejante diarrea mental, tenemos a esa norma de cortesía conocida por hipocresía, muy usada por gente ficticia que sólo de apariencias puede vivir; pues a un garbanzo voluble y caprichoso no le gusta que noten lo que verdaderamente es, debajo del disfraz de persona que suele vestir con el objetivo de camuflar su minusvalidez, en todos los sentidos.
Para nadie debe ser un misterio, el hecho de que la amistad es un vínculo natural que se establece única y exclusivamente, y que se fortalece entre personas sinceras y que se dicen la verdad en su misma cara. Técnica que suelen aplicar también con los demás pues es la única, que se aplican cuando a sí mismas se tratan. Algunas personas creen fervientemente que es mejor saber lo que ES, que autoengañarse uno creyéndose que ES lo que NO ES. Esas personas creen sin lugar a dudas, que a las palabras deben seguir los actos y que un amigo es algo más que una herramienta de la que te vales sólo cuando la necesitas; para arreglar algún desperfecto en tu vida. Tuve el infortunio de conocer a alguien que era de sí misma, su mejor enemiga y a esas amistades les llamaba: “relaciones de uso”. Ella sabía todo sobre el concepto de la amistad pero sin embargo era su peor amiga y a mí, que soportaba sus tarugadas como nadie estaba dispuesto a hacerlo; me tenía en muy mal concepto. Bueno, me tenía ni más ni menos que en el mismo concepto y la misma estima que ella, se tenía a sí misma. Sin embargo yo siempre esperé de ella un mejor trato, y no por no conocerla lo suficiente; sino gracias a mi mejor amigo que siempre está presente para recordarme que la esperanza, es lo último que se pierde.
Por amistad concibo a la confianza plena y el afecto sincero y desinteresado, que se establece auténticamente entre las personas que vibran en la misma longitud de onda. Pues estas no necesitan competir con otra por su espacio vital, sabiendo que lo tienen garantizado. No pueden ser de ninguna manera como esas arrogantes y bestiales personalidades, que tienen por divisa en su estandarte la frase: “Quítate tú para ponerme yo”. Petulantes pendejencias o pendejas flatulencias, que se creen la última coca cola en el desierto; porque ni a vaso de agua llegan. Y por tanto, además de que ya son un subproducto de las corporaciones capitalistas, tampoco sirven para calmar la sed. Por lo general son bastante inútiles a menos, que se puedan usar como objetos sexuales.
Esas altaneras minusvalencias con pretensiones y percepciones totalmente equivocadas y yo, nos reconocemos inmediatamente con una simple mirada. La visión cegata de ellas expresa: “O te quitas o te aplasto” y la mía sólo responde al desafío con un simple: “Atrévete”. Cuando aceptan el reto es muy curioso y divertido pues al parecer, lo hacen sin conocer a profundidad al contrincante y por consiguiente, no resultan ni tan siquiera unos adversarios mediocres. Con unas pocas palabras pero eso sí, llenas de sinceridad y sabiduría; enseguida delatan la falsedad e ignorancia que las domina y comienzan a adormilarse en el mejor de los casos y en el peor, les puedes provocar un ataque de nervios marca ACME. Mismo que pueden disimular cuando han logrado hacer de la hipocresía un arte. Pero te puedo asegurar que ya encontraran por donde derramar la bilis que se tragaron.
Llegan a tu casa o, si ya están en ella entonces ya te jodiste; y te critican lo mismo los cojines que tienes en la cama siendo que, el asunto de tus cojines en tu cama son de índole muy personal; como que te restriegan en la cara que usas un jabón de baño muy barato y pestilente. Si tienes que sufrirlas porque no te queda más remedio, entonces considérate suertudo-a si no es de las detallistas. De las monas que aunque se vistan de seda saben, que monas se quedan; las peores son las que frente a ti se muestran muy corteses, comprensivas y serviciales pero a tus espaldas, comienzan a hacer una labor que los mexicanos conocen por: chingaquedito. Este método supuestamente lento pero aplastante con el que intentan agotar y vencer al supuesto oponente, al que generalmente no le llegan ni a la suela del zapato; consiste en usar pequeños detallitos que le recuerden sutilmente que ellas son las que poseen el mando, el poder, el dominio, el control, la supremacía y en fin el sartén por el mango, porque quien más necesidades tiene de ser el centro del Universo son ellas. Es que cuando se miran en un espejo, se sienten tan poca cosa…
Ser amigo o amiga de estas cosas es algo quimérico pues ellas mismas, suelen decirte en tu misma cara, que no son amigas de nadie y si son tan astutas como para no expresarlo abiertamente, entonces puedes remitirte a las pruebas. Una figura brillante que hasta hoy, muchos consideran un verdadero amigo; se refería a sus amistades cuando dijo: “Por sus frutos las reconoceréis” y en la Plaza de San Pedro está el resultado. Gente supuestamente rezando por la paz, que bendicen los artefactos bélicos y a las tropas armadas antes de que se libre un conflicto bélico, y representando a un Dios de Amor que supuestamente está flotando en el cosmos; mientras que siembran el miedo y la desconfianza en los corazones humanos de unos pobres feligreses.
Para tener su propio criterio de la amistad y que no tenga que copiarme el mío, pues el que imita fracasa; pregúntese qué tanto se quiere a sí mismo-a y responda sin engañarse. Luego analice una por una (si pasan de 5 espero no ser yo una de las ciento y pico que supone que son amistades suyas) a las que considera “amistades” y pregúntese con ánimo de encontrar la respuesta; si realmente comparten los mismos intereses, si puede decirle lo que piensa sin temor a que se malinterprete y su amistad se quiebre, si cuando están juntos coloca sus pies en la tierra pero le permite soñar, si comparten algo más que chismes y demás superficialidades…Pregúntese, respóndase y sea honesto-a que engañarse uno a sí mismo de todos los inconvenientes, es el peor.
Y para cerrar afirmo, que amistad es el lazo sagrado que tendió Dios entre sus divinas criaturas, con la plena seguridad de que todas estaban creadas para ser unas amigas de las otras, del mismo modo y con la misma certeza de que todas aunque salgan del punto original, tendrán que regresarse al punto de partida. Aquellos que no lo entienden, tienen que tener una mascota de amigo-a, y si hacen buenas migas con un perro, no es precisamente porque consideren que un perro sea el amigo más fiel; sino por cuestión de identificación con alguien de la misma especie. Del mismo modo que muchas mujeres no se casan con un hombre por amor, sino porque les sale barato tener un pelele que las soporte estoicamente y encima, corra con todos sus gastos.
Este video explica mejor y profundamente este escrito y quien no lo entienda, a mi particularmente me importa un pito. Antes de darse por aludido-a, mejor sería que sobre la amistad le pida explicaciones a una pitón (serpiente más grande del mundo), que yo no me entiendo con los rastreros reptiles aunque haya vivido durante varios años, sobre diversos nidos de víboras.
