Thursday, February 18, 2010

LOS PASOS DE LA VIDA.

 Entre todos los pasos que damos mientras estamos vivos, hay uno que no puede desandarse y es el que nos lleva a nosotros mismos. Una vez que dejamos de dar ese paso, una sombra de olvido se cierne sobre la memoria y desde entonces vivir,  ya no trata de lo mismo. Cuando me refiero a los pasos de la vida, doy por hecho que de cierta manera la Vida soy yo, dado que la Vida está tan entrelazada a mí que no me abandonaría,  ni aunque yo me muriera. De no ser así no se considerarían sagradas las palabras de Maestros como: Hermes Trismeguisto, Khrisna, Buda,  Kabir, Nanak, Lao Tsé y Jesús, el Cristo, que de una u otra manera aseguraron que la Vida es eterna.

 En mi vida, a veces doy pasos que me alejan de mi misma y que no me llevan por agradables rumbos. Los considero tan inútiles, como los juzgaría alguien que teniendo su propio oasis; se dispone a abandonarlo para salir a vagar sin rumbo fijo por el desierto y con destino a ninguna parte. Eso no lo he leído en un libro para luego copiarlo, sino que es algo que conozco por experiencia propia. Como estoy al tanto de músicas fantásticas que pueden ser superadas  y también disfruto de otra melodía,   perceptible sólo para mí ya que procede de mi silencio. Del mismo modo que he sentido ritmos increíbles que me han hecho mover el esqueleto, pero que no puedo comparar con el latido  de la Existencia que me hace vibrar, en una modalidad más profunda de mi Ser.

 Ese sonido único  que reconozco en medio de cualquier ruido y ese ondular que me pone en movimiento aun estando quieta,  es todo lo que reconozco como mío ya que absolutamente nadie me lo puede quitar; aunque quisiera. No constituyen propiedades que eleven mi importancia personal, pero he conocido ilustres y adineradas personalidades que hubieran dado todo eso y más; por la posibilidad de escuchar ese sonido eterno y moverse al compás de su imperecedera cadencia. Esas inconmovibles personalidades que si volvieran a verlo/a, no reconocerían al niño o la niña que alguna vez fueron, si no lo logran es simplemente porque no se puede estar en misa y en procesión, ni se puede chiflar y comer gofio, ni decir agua va y luego dejarse morir de sed.

 Si no fuera por lo que le hacen al planeta y todo lo que existe sobre este, estas personalidades infaustas me harían lo que el viento a Juárez, ya que no me sirven ni para asegurarme la despensa del mes. Pero luego veo el mundo que ellos no crearon,  hecho un desastre gracias a que los muy monos están tan enfrascados en sus tonterías y banalidades; que no saben lo que hacen con sus vidas y mucho menos todavía, reparan en lo que le hacen al resto de los seres vivos que no los toman a ellos, como el centro de sus propios universos tal y como los muy estrafalarios desearían. Y noto que los seres que pertenecen al Reino Animal, no cuentan con otra voz que la mía y la de los que están de parte de ellos porque apuestan por la Vida. Y verifico que los pulmones del planeta, no pueden gritarle a los inconscientes insatisfechos con la Vida;  por perjudicar a la Madre Tierra. Entonces mi compromiso con la Vida que me ha dado todo,  sin que yo tuviera que pedírselo ni pagarle el precio de una vida;  hace brotar una voz que desde el pecho aboga por la Vida que los muertos en vida no necesitan, ni celebran, ni tampoco agradecen; a no ser de dientes hacia afuera y con la hipocresía que les caracteriza.

  Esa voz nunca se ha apagado aunque sus heraldos hayan sido ahorcados, quemados, crucificados y condenados al exilio. Ni podrá jamás apagarse porque cuando una rama es cercenada del Árbol de la Vida, de esa misma incisión surge otra que con su sola presencia; pronunciará el mismo mensaje. Y aunque les moleste a aquellos que tratan de encontrar el sentido de la Vida, circulando tontamente por grises avenidas sumidas en las penumbras de la ignorancia; la luz que brota a raudales de un corazón agradecido con la Vida, seguirá alumbrando el camino que nos lleva de regreso a Casa. Y que conste que no le llamo Casa, a esa jaula humilde o lujosa donde puede ser feliz un simio aunque de manera intermitente; pero donde no puede un ruiseñor cantar y desplegar sus alas libremente. Le llamo Hogar Dulce Hogar, a un lugar donde siempre hay una llama encendida que me produce una sensación; que sólo podría comparar con la de apoyar mi cabeza en el pecho de alguien, que en verdad me haya amado con toda su vida. Entre todo lo que existe, también  hay  universos sutiles, gráciles, inaprensibles, exquisitos e inefables que las palabras no tocan, porque las expresiones verbales son para describir lo que pertenece a este mundo. A menos que las pronuncie un ser iluminado en cuyo caso,  las palabras se vuelven palomas mensajeras de paz.

 En esos mundos etéreos donde se mueven los humildes de corazón, existe un sonido único  que aunque impronunciable por labios humanos; ha sido llamado con varios apelativos. A este sonido se refiere el video con el que termino este artículo, y es el mismo que todos los seres humanos que respiran sobre la faz de la Tierra, podrán escuchar solamente cuando confíen en sí mismos porque confiar en uno mismo, es entregarse al conocimiento supremo al cual debemos nuestra mismísima existencia.

No comments:

Post a Comment