Thursday, February 11, 2010

TERAPIA EGOPCIONAL

 Algunas gentes se quedan patiabiertas y cerebrotiesas cuando ven algo que, dado que lo ignoran totalmente;  les resulta sumamente raro. Si se tiene por raro a todo lo que sea de carácter extraordinario, singular, nada común y poco frecuente, que además sea escaso en su clase o especie o, algo así como la excepción de una regla; a esta clase de gente que oscila entre lo ordinario y lo mediocre; la gente rara le resultará prácticamente insoportable. Pues generalmente la gente rara no se guía por reglas sino por los dictados de sus corazones y los que se consideran mediocres o comunes, necesitan de una mentalidad que los dirija ya sea esta materialista, hedonista, espiritualista, capitalista, comunista, esclavista, etc. Cualquier dogma sirve de estandarte y cualquier barrabasada se puede usar como coraza, cuando el corazón ha sido apuñalado por la espalda.

 Esta gente que no comulga con los raros, luego de poner al corazón dentro de un témpano de hielo; se dedican a presumir de todo lo que no tiene y de lo que tienen; procuran dar siempre lo peor. Si son reprimidas sexuales todo lo sexual, incluso la homosexualidad vivida intensa y abiertamente, les resulta extraña y si constriñen a la sinceridad, todo lo que no resulte ficticio les causa pavor. De la misma manera que al avaro le aterroriza soltar el dinero y al líder corrupto, le sobrecoge la idea de desasirse del poder que lo corrompe; tan absolutamente. Todos estos son signos evidentes de una insatisfacción que puede tener consecuencias desastrosas. Si no lo cree así, entonces escriba en Wikipedia estos nombres: Atila el Huno, Alejandro Magno, Gengis Kan, César Augusto, César Borgia, Herodes (el Grande, Xantipas, Agripa), Poncio Pilatos, Adolfo Hitler, Benito Mussolini, Josef Stalin, Mao Tsé Tung y Fidel Castro. Todos tan famosos como desequilibrados mentales y por consiguiente, dispuestos a perder el alma por tener un poder ilusorio.

  Estas personas necesitan de la terapia egopcional para que su pequeñito  y miserable eguito, pueda hacerse consciente de sus limitadas proporciones y entonces;  le den ganas de hacerse grande, o de crecer y madurar que es lo mínimo que haría cualquier árbol, sin necesidad de poseer una red neuronal. Pero el árbol está encantado de la vida con ser un árbol y no pretendería  dar manzanas, siendo un árbol de mango. Por eso en TODO el Reino de Dios, que ciertamente debe incluir a este ya que esta es de Su Creación; el único animal que necesita de la terapia egopcional es aquel que CREE ser superior a cualquier otro ser vivo que habite; sobre la Faz de la Tierra. Y como la arrogancia en un ser que se sabe infinito, tiende a ser ilimitada; el complejo napoleónico puede alcanzar unas dimensiones tan estratosféricas, como para darle a Dios una patada por el culo y quitarle TODAS sus propiedades terrenales.

 Si no estás desconectado de ti mismo para estar conectado; a todo lo que ni te importa ni te interesará cuando la muerte sea algo más que una remota idea o, tratando de encontrar sin luz la salida de un cuarto oscuro; tal vez te habrá quedado claro a lo que me refiero exactamente pero si aun no lo captas, porque todavía estas descifrando lo que significa: pequeñito  y miserable eguito, te lo voy a dar más masticadito. Las pruebas están en esas ratoneras burocráticas que unos llaman despacho contable, otros les dicen bufetes, algunos llaman notarias y los más osados capellanías. Se esconden bajo el psedomonico de “Titulo de Propiedad”. En el Vaticano deben haber un montón, porque desde antes del Medioevo empleaban un método muy sencillito y convencional. Al que tuviera bastantes riquezas materiales iban y le preguntaban: -¿Qué tú crees? ¿La Tierra es plana o es redonda?-. Y si el entrevistado contestaba: -“No sé”-, entonces lo acusaban de hereje porque no había aceptado ciegamente, que la Tierra era plana como lo decía la Santa Madre (no sé de quién). Y si el interrogado, además de riquezas materiales poseía un talento humano y respondía que: para él la Tierra era un Paraíso por lo que la forma que tuviera era lo de menos; a ese ni lo acusaban públicamente, sencillamente lo eliminaban luego de hacerle firmar, catequizadamente; un papel cediéndole a la Santa Madre (no sé de quién) todos sus bienes. Con el cuerpo del occiso hacían un porro, para fumárselo a ver si así “entendían algo”.

 Después de este ejemplo, no me parece necesario mencionar a los pobrecitos que viven para ganar un dinero; que invertirán en cada aliento que les permite EXISTIR. A ellos les ha costado mucho reunir dinero para ser propietarios de algo; que nunca será de ellos. Y si eso no les resulta claro, entonces la terapia egopcional sólo funciona si al menos notaran que a la arrogancia, no se le debe dar alas. Pues aún sacando a Dios del Universo, si Dios sigue siendo Omnipotente y el Creador de hasta lo que no ves (ni tienes la más remota idea de su existencia), entonces cuando mueras inevitablemente, tendrás que topártelo. Y no me imagino que le diría yo a Dios si me preguntara: -“A ver mi almita bella, ¿cuántas hectáreas de Mi terreno consideraste tuyas?”. Sólo de imaginármelo se me caería la cara de la vergüenza. ¡Qué osooooo!, dirían los hermanos mexiquenses. Aunque los que CREEN en Dios no creen ni en su Divinidad, y esta falta de concordancia es la que los convierte en aspirantes, a la terapia egopcional. Que podría curarles la adicción a pisotear la divinidad de los demás, por no creer que la divinidad suya la lleve adentro. La contradicción divino-diabólica no tiene solución pero ellos, en su soberbia ignorancia que es infinitamente superior a la de un paramecio; tratan de encontrarle una y el precio; es que se pierden a sí mismos. Mandan a Dios a Casa del Carajo y luego le rezan para que les ofrezca lo que Dios les colocó desde muchísimo antes; de que se lanzaran para nacer en este plano.

  Es como si alguien me dijera:” ¡Habla!” y en el instante siguiente me gritara: “¡Cállate!”. Similar a dos locas que estaban en un Sanatorio y todos los días se sentaban en un banco y una le decía a la otra: “¡Qué me mires!” y la otra desequilibrada le respondía:” ¡Qué no te quiero mirar!”. Esta situación tan loca, es el común denominador en todas esas relaciones amorosamente mediocres que se dan comúnmente, entre adolescentes que no saben si seguir siendo niños o, convertirse en lo que nunca quisieron Ser. Que también pudiera ser lo que más aborrecieron, como el caso que me contaron sobre una niña; nacida en un palacio gobernado por un banquero fascista y una mona aspirando a ser escritora, que detestaba al fascista y sentía que la mona podía ser su mascota preferida. Para lograrlo se hizo monja budista y cuando salió del Monasterio; se dedicó en cuerpo y alma a crear su propio imperio budista. Para no hacerlo largo porque puede ser tema de un libro; esta niña con tan buenas intenciones, fundó un imperio sobre las ruinas del que creó el banquero fascista. Porque si lo peor  se mejora; sólo puede empeorarse. La terapia egopcional la he aplicado con esta gente y no funciona. Pero así es el Complejo Napoleónico de indestructible y comúnmente, no suele ceder hasta que el último aliento lo despide con un redoble de tambores.

 Le llamo terapia egopcional, porque se me dio la gana y para hacer notar que es una opción la del eguito  el atestiguar su pequeñez o, seguir creyendo en una madurez que no es ni incipiente. Algunas personalidades famosas, atestiguaron que podían tener al Creador por las barbas; liquidando la vida de millones de criaturas divinas. Siempre con alguna justificación que justificara la maquiavélica afirmación de que el fin, justifica los medios. Se le llama maquiavélico a todo lo que tenga las mismas intenciones mefistofélicas de un diplomático, funcionario público, filósofo político y escritor italiano; íntimamente relacionado con una ilustre familia archiconocida en la Italia renacentista como: Los Borgia. Este párrafo sobre la vida de semejante alimaña, que bautizaron con el nombre de Nicolás Maquiavelo; puede dar una ligera visión sobre las maquiavélicas mañas y marañas del tal Maquiavelo:

 “La vida pública de Maquiavelo estuvo enmarcada en sucesos surgidos por la ambición del Papa Alejandro VI y de su hijo, César Borgia, el duque Valentino; ambos personajes ocupan un gran espacio en su gran obra “El Príncipe”. Maquiavelo no vacila en citar las acciones del duque en beneficio de los usurpadores que quieren quedarse con los estados que conquistan; de hecho, Maquiavelo no encuentra mejores preceptos que enseñar que los patrones de conducta de César Borgia. Por ello, para algunos críticos, César es el "héroe" de “El Príncipe” de Maquiavelo. Aun así, el duque es señalado en “El Príncipe” como el tipo de hombre que crece con la fortuna de otros, y cae de la misma manera; quien toma el rumbo que podría esperarse de cualquier hombre prudente, excepto el curso que lo salvará; quien está preparado para todas las eventualidades, excepto para la que finalmente llega; y quien, cuando sus habilidades le son insuficientes para solucionar un problema, exclama que no ha sido su culpa, sino la de una extraordinaria e imprevista fatalidad. César Borgia también era un gran humanista y contrató a Leonardo Da Vinci para que le realizara varias pinturas. En diversas ocasiones, Maquiavelo coincidió con Leonardo, manteniendo con él largas conversaciones”.

 Supongo que conversarían sobre la cantidad de monedas que Leonardo, le cobraría al Papa Alejandro VI por los retratos de su pendejo chamaco. Y no me resultaría extraño saber que Nicolás se ocupaba de regatear el precio, porque ese siempre ha sido el papel de los que le sirven a un miserable usurero. Fuera de eso,  imagino que Leonardo Da Vinci lo único que quería era terminar la pintura, para ahorrarse el supuesto privilegio de tener que andar en una cloaca con las ratas pululando. Lo que las ratas le pagarían por Su arte, seguramente que le importaba muchísimo menos. Todas esas ratas miserables con humanas aspiraciones (humanistas) ya murieron, pero no es un milagro encontrárselas en cualquier Era y lugar del planeta. Tampoco resulta un fenómeno que no opten por la terapia egopcional, pues nadie desea ser un rey si ya se imagina que lo es.

 Como no tengo el don de la omnipresencia, a menos que Dios desee prestármelo o regalármelo, según le convenga; no tengo idea de si quien lee esto necesita la terapia egopcional o, egoreductiva. Pero a mí la discriminación no me gusta y aunque algunos crean que son humanistas les voy a dejar un video; que ofrece evidencias de que la fama no quita la posibilidad de hacer el ridículo. Puesto que la fama es imparcial, ella simplemente está ahí presta para entregarse como cara meretriz; al que esté dispuesto a pagar su elevado precio. Y meretriz al fin al cabo, también dispuesta a besarle los pies al que no la necesita; absolutamente para nada. Lo cual también me consta. Así que; como parte de la terapia egopcional, dejo aquí este video que si no les apuñala el eguito, al menos pondrá a reír al que no lo entienda tan perfectamente. Y sobre todo demuestra que crean o no crean en su existencia, Dios hace maravillas de cualquier forma…







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