Wednesday, February 17, 2010

LOS SUPERCAGALITROSOS

 Nosotros, los seres humanos; a medida que celebramos los cumpleaños tendemos a alejarnos de un conocimiento simple, que poseemos desde muy niños. Este  nos permite advertir con claridad y sin equivocarnos ni mínimamente, que existen otros niños y niñas además de nosotros, que gracias a Dios también respiran y anhelan disfrutar de la vida que tienen, únicamente gracias a Dios y porque esa presencia divina la llevan dentro. Dicha presencia que aunque sutil e invisible, marca la vida con cada aliento que aporta sin esperar nada a cambio del que lo usa; para su propio provecho, nos hace conscientes de que lo que no nos gusta que nos hagan es lo mismo, que a otros no les gustaría que les hicieran.  Y no debe ser necesario aclarar que: la hermana, la amiga, la amante, la tía, la madre, la abuela y la suegra (en último lugar y porque no queda más remedio), es la misma niña pero con unos anos mas encima, que no cambian lo que la niña ya traía de nacimiento. Pero sucede que hay progenitores que se han alejado de ese conocimiento sencillo, hasta el punto de inculcarles a unas criaturas perfectamente educadas en el Cielo, que son seres soñados y especiales que merecen las reverencias y los aplausos, del resto de los mortales que circulan sobre la faz de la Tierra. Por lo general a estos chamacos (hembras y machos) se les conocen por juniors e independientemente del nombre que los identifique; suelen ser: soberbios, prepotentes, equivocados, desconsiderados, inútiles, abusadores, mezquinos, y en resumen; pobres tipejos y patéticas tipas que suponen que el resto de las personas,  nacieron para servirles de trapo de cocina.

  Algunos ni siquiera disimulan que desprecian al género humano tanto o más, de lo que no se soportan a sí mismos pero otros, puede que por haber sido criados por una zorra que aparenta no ser marrullera o, por un lobo disfrazado con piel de carnero; tienen una farandulera y tramoyista vocación que de no ser tan pestífera sería merecedora de aplausos prolongados. Para ofrecerles cierta relevancia, ya que ordinariamente no tienen la menor excelencia que les permita destacar por encima de la mediocridad; hoy quise escribir sobre estas nulidades que sólo Dios sabe para lo que sirven, porque a simple vista se nota lo superfluos e innecesarios que resultan. Al menos para mi gusto, pues considero como valiosos esos atributos tan propios de la parte divina que está; entrelazada con la humana, que evita que un ser humano tenga la intención de portarse peor que como lo haría una bestia y encima, sentirse orgulloso de hacer semejante barbaridad. Es imposible que a un individuo mentalmente equilibrado y convencido de su humanidad, le guste comer los productos de desecho de su metabolismo. Por eso no me explico cómo puede un ser humano creer, que a otro le guste disparárselo cuando a lo más que se parece, es a un vómito de perro en medio de la calle, en verano y a plenas doce del mediodía. 

  Quien quiera que esté leyendo esto no me va a negar, que se haya tropezado con esos tipos y tipas que a cambio de un miserable salario; se creen con el derecho de tratarle como un perro. Y si es de esas personas que por tener lo mejor para dar, no dudan de dar lo mejor de sí mismas; entonces no pongo en tela de juicio el que ya haya tenido más de un cínico familiar y varias ficticias amistades; con la calidad humana presente en una sanguijuela de arroyo,  que le hayan chupado desde cosas materiales hasta la energía  pero en cambio; no han sabido de dar ni de decir donde hay.  Mismas que Dios, en su infinita misericordia; no les niega la posibilidad de seguir respirando a pesar de lo inútiles y abusivos que resultan. Supongo que porque al Creador le sobran las esperanzas de que antes del último aliento, se hagan conscientes de que;  aunque se pueda hacer, es imperdonable tomar una existencia dada como regalo, únicamente para demostrar ausencia de respeto, falta de consideración, abandono del entendimiento y un eclipse total de los valores sublimes que le evitan a un Ser Extraordinario,  caer en el cenagal donde se revuelcan los que optan por ser unos miserables verracos, de por vida. Para que sepa quien lea esto, a que bando pertenece y compruebe por si mismo/a si está del lado de los inútiles, infructíferos e incompetentes o, situado exactamente en el punto divino que como ser humano posee, paso a describir a los cagalitrosos seres con apariencia humana que en su masturbación mental llegan a creer, que le hacen a usted y al mundo un favor, con sus repugnantes y melifluas actitudes. Para compensar el derecho que tengo a expresar la opinión que tengo de ellos, le puedo asegurar al lector que ellos siempre han hablado pestes sobre mi e incluso, no lo han pensado ni media vez para intentar verme a mí;   la misma cara de pendejo/a que observan cuando se miran en un espejo. 

  Antes de despacharme y darme gusto exponiendo a la luz,  a estas sabandijas que creen que los demás tienen que tratarlas como si fueran reyes y reinas;  cuando no pasan de ser mugrosos, pestilentes  y  harapientos limosneros que piden limosnas con garrote,  debo aclarar que una presencia es algo que tiene existencia real en ese instante único, dado por el aquí y el ahora que marca cada aliento. De acuerdo a esto, estas cagalitrosidades con la importancia personal elevada a la enésima potencia y la autoestima con geotropismo negativo (crecimiento natural de las raíces); a lo que más se asemejan es a un gas intestinal con apariencia humana. El término “cagalitroso” lo popularizó el humorista cubano Álvarez  Guedes, seguramente cuando notó  la prosaica exquisitez con que los cagalitrosos le mentaban la madre; a los que sabían que no eran unos cagalitrosos como comprenderán tarde o temprano, los cagalitrosos/as. De manera que la expresión “cagalitrosas presencias” se puede sustituir por “cagalitrosas nulidades”. Alguien que lleva m’as de veinte años ganándose mi amistad y que lo haya logrado o no; con toda seguridad ha contado, cuenta y contará con mi amor incondicional  fastidiaba a una de estas ilustrísimas y cagalitrosas nulidades que a lo que más se parecía era a la Cucaracha Martina; con una canción de unos artistas del arte contestatario (pone de relieve la mugre de las miserias humanas), que la ponía a rabiar pero solapadamente. El lector puede escucharla copiando este enlace: http://www.youtube.com/watch?v=kqKYN5Mt4PE  y de paso, se familiariza y empapa de la manera clara, directa y sencilla con que deben ser tratadas esas infructíferas cagalitrosidades que por más cultas y preparadas que crean ser, en verdad exudan ordinariez e ignorancia por cada uno de sus agujeros e intersticios corporales.

  No sé si alguna de estas socarronas cagalitrosidades humanoides esté leyendo esto, pero si es así; deseo hacerle saber que no me disculpo por absolutamente nada de lo que esté escrito aquí. Jamás y nunca se me ocurriría el disparate de rendirle pleitesía a un cagalitroso salivazo, que pretende mirar por encima del hombro a los que evidentemente; no son de su tan despreciable calaña. Y todavía, los tratan con cierta cortesía que no es igual de falsa, que la hipocresía que tanto ellos como ellas usan como regla de educación que les tape la chabacanería. Deseo fervientemente que el lector no tenga nunca que lidiar con un aparente ser humano como estos, tan olvidados de su propia humanidad;  que no respetan ni consideran a nadie que sea simplemente un ser humano sin tener que creerse que por eso, puede pasarle por encima a otro. Pero lamento informarle que de estas inservibles e indeseables cagalitrosidades hay por doquier y uno nunca sabe si tendrá que soportarlos como pariente por parte de madre, por parte de padre o por parte de un hijo o una hija  que se lo encasquetó;  para que el suplicio fastidie menos al ser llevado entre dos. Y no es karmático, lo que sucede es que de coprófagos con pésimos hábitos alimenticios, lamentablemente; está lleno este mundo. Investigaciones científicas y datos estadísticos aseveran que por cada individuo que sabe lo que come, lo que piensa, lo que hace y lo que siente, hay 100 000  que independientemente de lo que ingieran, no saben lo que piensan, lo que hacen y del sentir solo saben, que la sensibilidad existe de la cintura hacia abajo. Afortunadamente hay una manera para detectarlos a pesar de que estas cagalitrosas entidades, se pueden ganar un Oscar por la caracterización del imbécil perfecto o de la clásica cretina que tira la piedra y luego esconde la garra y que se engaña creyendo que engaña a alguien, con su papel secundario y de pacotilla.

  Y como en todas las Eras existe el Maestro Perfecto que muestra, el evidente contraste entre un ser humano divino y una piltrafa humana que reniega de su divinidad; no tiene nada de qué preocuparse. Si cuando se analice a si mismo/a, pero no tan frívolamente como lo haría una lamprea que usa ropa de marca y basa su importancia en que maneja un automóvil, sino sincera y profundamente;  no encuentra en sus pensamientos, palabras y actos ningún signo de soberbia que indique que se cree soñado cuando, según su nivel de utilidad;  no pasa de ser un mal pedo pestilente aspirando a ser menos apestoso, entonces visite la página  http://www.wopg.org/es/inicio  . Sólo requiere de un corazón que sinceramente anhele sentir paz y que advierta que sin claridad,  no se puede llegar a más que a ser un cagalitroso aguafiestas. De limpiarle el cagalitroso historial (si ese fuera el caso), se ocupa el magistral lavandero, que humilde y pacientemente friega, enjuaga y lustra su conciencia hasta que esté lo suficientemente aseada; como para que pueda verse reflejado en ella y no le queden dudas de que es un ser humano en lugar de una escoria engreída, prepotente, insoportable y cagalitrosa.  Para esas sanguijuelas supuestamente humanas que no sueltan al hospedero,  hasta que lo desangran y le despojan hasta de lo que el otro no tenía ni pizca (paciencia), va este reggaetón que les pregunta QUIENES SON aunque… LO QUE SE VE NO SE JUZGA.

Lo único que hago es enfilarles el reflector, enfocándolos directamente  para ver si con harta luz;  pueden mirarse a sí mismos y así no tengan que seguir  viendo la paja en el ojo ajeno,  cuando tienen una tranca  metida en salva sea la parte y encima, pretenden hacerle pagar a otros el que ellos sufran,  mientras que los que saben lo que hacen se dedican a gozar a pesar,  de tener que tolerarlos.

  

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