Aunque muchos ya no lo recuerden, por llevar demasiado tiempo navegando en el océano de la incertidumbre; cuando éramos niños sabíamos que para pedir, teníamos primeramente que sentir si de lo íbamos a pedir, teníamos una necesidad imperiosa. Como cuando llegábamos muertos de sed, después de mataperrear por horas en la calle y sin mediar dos palabras le decíamos a mamá: ¡Agua! Al menos mi madre me lo exigía, pues me amaba tanto como para no desear que me convirtiera en una niña caprichosa y malcriada; que de joven sería una hipócrita e insatisfecha tonta, que sólo se podría comparar con la gata María Ramos, que tira la piedra y esconde la mano. Y lo peor es que ella tendría que envejecer, si tenía alguna contemplación conmigo; observando como una criatura que al nacer era divina, en lugar de actuar como lo que era al nacer: un ser humano; se vanagloriaba por haber llegado a transformarse en Jacinta, la mona de la canción infantil que se peina, y se peina y quiere ser reina.
No por buenos o malos sino por ignorantes, hay progenitores que les desgracian la existencia a sus criaturitas; satisfaciéndole todos sus caprichos y sirviéndoles como si ellos fueran los sirvientes o lacayos del Señor/a que Cayó del Cielo, tornándolos así en unos engendritos melindrosos y malagradecidos que se creen soñados y en su pendejismo absoluto creen, que los demás los ven con la proverbial ceguera de sus padres. El resultado de ganarse el cariño de un hijo, consintiéndole y aplaudiéndole sus impertinencias; es tener que ver como una criatura humana e innatamente sublime; cada día anhela ser más gorila que el día anterior. De manera que si llega a dar en el futuro un golpe de estado, a nadie le sorprendería porque de gorila a dictador no va nada, es simplemente otra monería más de un aberrado empecinado en involucionar.
Si este arquetipo de aberración, creado por manos humanas dirigidas por la absoluta inconsciencia y no por las fuerzas de la Naturaleza, fuera tan sólo un fenómeno aislado que ocurre a razón de uno en un millón, no habría de qué preocuparse y si sucediera por no recabar información académica, con obligar a los niños a ir a la escuela, todo estaría resuelto pero desafortunadamente no depende de nada externo. Una vez que un niño, ya sea que se sienta hembra o macho; haya logrado manipular emocionalmente a alguien y haya sentido placer con ello, ese momento de satisfacción tan mezquino se torna para él o ella como una droga, de la que siempre querrá más. Y eso me lleva a sentir un verdadero y profundo agradecimiento, hacia la mujer que no sólo me sirvió de canal para llegar a este mundo, sino que fue capaz varias veces de arriesgarse a perder mi aprecio; con tal de dejarme claro que yo, nunca sería el centro del universo de nadie.
Sin necesidad de leerlo en un libro, cualquiera sabe que el amor consciente por sincero es el que forma, y a lo que deforma la innata nobleza del Ser no sé qué nombre le darán, pero prefiero no saberlo. Las insensateces y payasadas de los que han optado por creer, que son el centro en el universo de otros; al menos para mí, no tienen nombre y para bautizarlas se sobran las malas palabras. Que en realidad no son ni buenas ni malas, pues supongo que simplemente le salieron del alma a alguien, mientras que tenía que soportar a un aberrado de esos que piden y piden, pero nunca agradecen lo que se les ofrece ni se satisfacen; con lo obtenido de la constante pedigüeñería. La gente inconforme e ingrata no lo sabe, porque son unos perfectos ignorantes; pero realmente son mucho más que insoportables.
No exageraría si los comparase con un vómito de perro, en medio de una avenida y en un soleado día de verano. Lo peor es que ellos no lo saben y exigen ser tratados como si un vómito fuera algo digno de ser tratado, mejor que un vómito. Estos vómitos no por gusto, se la pasan abogando por la comprensión y la tolerancia. Como si ellos fueran tan tolerantes con aquellos que los aman tan conscientemente, que les tiran la verdad en la cara y les llaman vómito de perro, arriesgándose a las represalias. Pero yo prefiero caerles como una bomba en el estómago, a agenciarme el aprecio de un aborto de sus progenitores, y lo haría incluso si el aborto fuese mi hijo, pues definitivamente eso fue lo que me enseñó mi madre con su ejemplo.
Pero yo puedo hacerlo porque mi madre era una mujer íntegra, en el verdadero sentido de esa palabra; que me amó totalmente y de una manera consciente. Y cuando su recuerdo casi se esfumaba, navego con tanta la suerte; que logro ser aceptada como amiga de un ser humano tan auténtico, que ni juntando a todas mis “amistades” con mis “seres queridos” , podría hacer tan siquiera uno como él. Es el que sale charlando en este, y en el resto de los enlaces que he venido enviando no, porque tenga un interés especial en la evolución humana sino como un servicio, que realizo porque lo que me ofreció mi mejor amigo, no tengo con qué pagarlo.
Sé que a muchos les molesta lo que escribo pero antes de molestarse por tan poca cosa, deberían probar su inspiración. Puede que estén callados no por meditativos, sino simplemente porque saben que de abrir la boca, muchos se percatarían del tiempo que llevan fingiendo que están vivos cuando realmente lo que sucede; es que no han notado lo muertos que están. Y al que no le gusta que se lo recuerde, a mí que me importa…Definitivamente estoy acostumbrada a que la gente astuta, marrullera, hipócrita y creída, como a algunos les sucede con la lactosa; no me tolere de por vida.
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