Sunday, March 28, 2010

LA FUGAZ CELEBRIDAD DE LOS MEDIOCRES.

 Luego de años de observación de este mundo, pero sin dejar de verme a mí misma, no sea que cometa la tarugada de ver la paja ajena y no el tronco que me estoy metiendo en el ojo; confieso que ya de este, nada me asombra. No soy de las personas que casi se mueren del impacto, por ver caerse un par de torres. Cansada estoy de ver como caen cual moscas fumigadas, los mismos que alguna vez creyeron tener alas y se sintieron en la cima del mundo. Y oportunidades (más de las que he querido),  he tenido para avergonzarme de tener algo que ver con gente, que habiendo nacido humana; prefiere bestializarse con tal de mejorar lo que ya era magnífico al nacer. Y que llegan a insensibilizarse como para ponerse a conversar tranquilamente, sobre la bomba que cayó en una escuela asesinando a niños y maestros. Para hacer más patético el show, se arrodillan ante un Dios que desde el Cielo, debe estar viendo consternado que creó unos engendros del demonio en lugar de las criaturas divinas, que tuvo y tiene sinceras intenciones de amar.

 Pero lo que no puedo hacer es mantenerme; como tanta gente cobarde y anodina, que no agradece a la vida absolutamente nada; callada mientras los dizque representantes de la raza Homo sapiens, elegidos por las masas como sus gobernantes, matan o se aseguran de que mueran de hambre y en la más completa miseria, millones de hombres, mujeres y niños que serán pobres en apariencia; pero nadie puede dudar de que lo divino los toca con Su aliento pues cómo si no, podrían estar vivos. No puedo creer por más que me esfuerce, que haya gente que ignore esa vieja treta de dividir para vencer, que siempre e inescrupulosamente han empleado los que son demasiado mediocres y mezquinos, como para desear mostrar la excelencia que cada aliento divino otorga, sin pedir a cambio de dar la vida; absolutamente nada.

 No me asombra que le faciliten el Premio Nobel, a un payaso demagogo con apariencia encantadora, eficientemente preparado para convencer a los incautos de la veracidad de un espectáculo, que oculta una inmensa montaña de mugre tras bambalinas. Y mucho menos me asombra que no se lo otorguen, a un Embajador de la Paz que en lugar de estar firmando papelitos, con los que los bufones que sirven al poder mundano se limpian luego las nalgas; durante más de cuarenta años se ha dedicado a viajar por todo el mundo brindándole esperanza; a los corazones que han perdido por completo la fe en el género humano u Homo sapiens. Y nada de esto puede asombrarme pues desde siempre, he sabido la diferencia abismal que existe entre la naturaleza divina y las miserias humanas. Que por más que los miserables traten, siempre será inútil intentar mezclar. Pues, cómo hacer que una persona que haya aceptado haber sido creada a imagen y semejanza de un Poder Supremo, acceda a convertirse en un remedo de chimpancé mal amaestrado. Como este Louis-Ferdinand Céline, uno de los escritores franceses más traducidos y difundidos del siglo XX, que en su obra “Viaje al fin de la noche” escribe:

 « La raza, eso que tú llamas así, es solamente esa gran pandilla de gente mísera como yo, legañosos, pulgosos, ateridos, que han acabado aquí perseguidos por el hambre, la peste, los tumores y el frío, llegados tras ser vencidos de los demás rincones del mundo ».  


 No me extraña que se haya convertido en una celebridad en el mundo de la literatura; que forma parte de este mundo, alguien que se refiere a los seres humanos como gran pandilla de gente mísera y encima describe así, no a los que permiten que en este mundo se paseen, como Pedro por su casa, los cuatro jinetes del Apocalipsis; sino a los que tiene que sufrir las consecuencias de no comulgar con las ostentosas ratas, que visten de traje y corbata para disimular su ratera condición. Ya que resulta normal que unida a la mediocridad, vaya un autoestima tan reducida que deba ser compensada; con manía de grandeza. Y es lógico que a un desequilibrio mental se le sumen otras neurosis, que para poder pasar por lúcidas precisen de: la ambigüedad, la confusión, la pereza mental y una indiferencia tan espectacular; como la que muestra el mayor por ciento de la población mundial, formada por marionetas cuyos hilos mueven los grandes titiriteros del mundo. Esas supuestamente ilustrísimas personalidades, que rigen los sistemas de creencia religiosas y políticas además de la economía mundial; garantizando así que el oficio de despreciable, manipulador e hipócrita saltimbanqui, pase de una generación de pendejos tarados a la otra.

 Demostrando la veracidad de esa gran máxima Crística, que afirma que muchos serán los llamados, pero pocos los que elijan escucharlo y responder dignamente al mandato supremo que la Vida  hace; a todos los miembros de la raza Homo sapiens, aprovecho para pasarme al lado de los pocos que saben con certeza que, el que persevera triunfa. Sobre todo cuando la causa por la que abogan esos pocos,  es justa y provechosa para la aplastante mayoría de individuos, humanos por más señas, que aceptan sin chistar ser esclavos por no atreverse a respirar aires de libertad. Y es lógico, pues por mucho tiempo los charlatanes titiriteros  les han hecho creer, a los arlequines insensibles en apariencia; que esos aires son tóxicos puesto que las ratas sólo pueden aspirar a inhalar los pestilentes gases, que despide una cloaca.

 Levantar la voz por la libertad de cada individuo, que respira  sobre la faz de la Tierra; resulta una opción viable y un riesgo necesario si el compromiso primario es con ese divino aliento que ofrece la vida; sencillamente por amor al arte de vivir en paz y con dicha. Y que para entregarse es evidente que no juzga a los seres humanos,  en buenos y en malos ni en justos y pecadores. Según consta en los clasificados como textos sagrados, hace más de dos mil años un ser humano divinamente realizado,  reconocido aún hoy como divino EMBAJADOR DE LA PAZ; dejó fehacientemente demostradas las consecuencias de enfrentarse a unos lunáticos con complejo napoleónico, a quienes también en su momento; comparó con víboras ponzoñosas. Más como señalara osadamente y mientras que vivía en un sistema clasista que esclavizaba a los hombres; el gran poeta cubano y Apóstol José Martí dejándolo demostrado con hechos, es mil veces preferible morir con la frente erguida y de cara al sol; que vivir una vida entera de rodillas y negando el poder de la luz.

No comments:

Post a Comment