Wednesday, January 6, 2010

UN MAESTRO SABE DE LA VIDA, NO SE LIMITA A CREER EN ELLA.

 Sólo quien entienda la diferencia que existe entre saber y creencia, se podría explicar la necesidad de que sea un Maestro vivo, el que le muestre al ser vivo que lo ignora por completo; toda la belleza que yace en su interior y que no está regida por los cánones que gobiernan a la belleza exterior. Si estuviese muerto, cualquier cosa que hubiera demostrado estando vivo ya no la podría explicar y entonces; es cuando aparecerían las ratas que saben lo que pueden obtener, de inculcar un ideal imposible de alcanzar para luego, sacarle jugo a una historieta que bien podría desmentir hasta un niño de tres años, si es que este siempre ha sabido quien es aunque algún pariente; lo haya confundido con algún bicho.


 La historieta de la que escribo, es la que se entreteje alrededor del Maestro que estando vivo, predica el amor de una manera tal que quien ha sentido el amor en sí mismo; le parece que es el amor mismo el que se está pronunciando. Que, aun a riesgo de perder el amor de otros que bien sabe él, también al nacer fueron unas criaturas divinas que con el tiempo eligieron olvidarlo; afirmó que el Reino de Dios estaba adentro de cada ser humano y no, en el interior de un Templo donde además de sacrificar carneros también se carnerizaban; a los que nacieron en la carne tan solo para expresar de Dios todo su potencial, y no para ser considerados bovinos de un supuesto divino rebaño de cuya trasquilada, no se beneficia Dios sino las ratas, perdón; sus intermediarios.

 En la historieta que no fue obra del Maestro sino de sus dizques devotos, tratan de coexistir en una amalgama tan imposible como la del aceite y el vinagre; un mensaje de amor y paz con otro, que defiende el sectarismo tanto como a sus nefastas consecuencias. Y no percatarse de esto es lo que a mi hasta hoy, me parece increíble. No es que me importe el que unos pretendan engañarse a sí mismos, de manera que no les avergüence engañar a otros, porque en definitiva el que engaña recibe exactamente lo mismo que ofrece y de eso, la misma vida se encarga. Pero sucede que las consecuencias de tal burrada la pagan seres inocentes, y me refiero a esos ángeles que llegan irradiando luz y llenos de pureza, que no son reconocidos como tal y por tanto, tienen que someterse a un ritual caduco y decadente que según, unos representantes de un Maestro que murió sin conocerlos; fue instituido por nuestro Señor Jesucristo para perdonar el pecado original y cualquiera otro que hubiese en el que se bautiza.

 Lo del pecado original tiene unos fundamentos tan frágiles, que sólo la pereza de muchas personas para analizar a profundidad un tema cualquiera; puede explicar el que todavía se sostenga. Eso de que quien tuvo Poder para crear todo lo que el ser humano alcance a conocer y más, le haya dado a los animales la posibilidad de procrear sin sentirse culpables y a los dos que creó a Su propia imagen y semejanza; además de hacerlos hombre y mujer los haya condenado por hacer lo que los animales hacen; si haber leído en un libro la orden de: “creced y multiplicaos”, hace de Dios un ser miserable que antes de condenar a todos los descendientes de Eva y Adán, mejor habría hecho ahorrándose el trabajo de modelar con agua y barro una escultura que estando viva, no podría sentirse digna de haber salido de las manos de semejante artífice. Los que sostienen semejante disparate sin tener más pruebas, que lo que está escrito en uno o varios libros; no deberían criticar la teoría darwiniana sobre la evolución de la raza humana que al menos, se acerca más a la realidad porque nadie me puede negar que existen personas, que luego que uno las escucha por apenas cinco minutos; lo único que puede pensar es en que es una lástima que esté prohibido encerrar a un ser humano en una jaula; para llevarlo a la jungla y que los monos se diviertan con sus payasadas. He visto especímenes de estos que se esfuerzan para obtener un título académico, con el único objetivo de tener un documento que lo acredite a rebuznar por cuenta propia.

 La versión del pecado original que según los que se creen cualquier cuento de camino, convierte en pecadora a toda criatura humana, desde el momento que nace y el aliento divino la penetra para que respire la mezcla gaseosa que Dios, también pone a disposición de todos los seres vivos; parece no concordar con el testimonio bíblico que relata lo que expresó un Maestro mientras que estuvo vivo, de que para acceder al Reino de los Cielos, que Él mismo afirmaba se encontraba dentro de cada ser humano; se precisaba tener el corazón de un niño. Pero no creo que una madre tenga que leerse nada, para saber que ese niño que acaba de nacer en este plano y que llevó en su vientre; no puede tener más pecado que el de la inocencia que lo trajo a un mundo, donde existen seres humanos que no se tocan el corazón, antes de atribuirse el derecho de inculcarle a esa criatura; cualquier dogma que pueda sacar a la divinidad de donde siempre ha estado, y ponerla donde nunca pueda tener con él o con ella, el menor de los contactos. Pues sin la esencia que mantiene la pureza en el corazón de un recién nacido; al ser humano no le queda más remedio que considerarse una bestia con aspiraciones humanas. Basta con observar lo que han hecho dichas bestias, con un planeta que antes de que ellas lo consideraran un chiquero; le servía de hábitat natural a especies vegetales y animales que si hoy no están extintas, están en franco peligro de extinguirse.

 Pero de eso no se habla en los templos, sinagogas y mezquitas; simplemente porque resulta mucho mas fácil de amaestrar, manipular y obtener obediencia ciega de unos animales; que de un individuo del género Homo sapiens que sabe que si Dios hubiera querido hacer de ella o de él, una mascota; en lugar de desperdiciar de esa manera la chispa de inteligencia divina que en los humanos coloca, simplemente la hubiera ahorrado. Siendo todopoderoso, a Dios no le hubiese costado nada hacer del género humano una especie de cuadrúpedos que pastaran en los campos y que se amancebaran en la época de celo para asegurar la sobrevivencia, como una especie más del Reino Animal. No me explico cómo los mismos que describen a Dios como el Principio y el Fin, el Alfa y el Omega y el Todo que Todo lo Es, duden de que pueda crear otro animal irracional en lugar de concebir a una criatura; que cuando se puede valer por sí misma puede llegar a sentirse tan superior, al resto de las especies que pueblan el planeta; que no solamente las extermina indiscriminadamente sino que hasta se convierte; en una alimaña capaz de aniquilar a los que al nacer también fueron clasificados como seres humanos.

 Y después de llenar la mente de un niño con toda esa bazofia, con el objetivo de hacer de este un adulto anodino sin criterio propio, ni responsabilidad alguna sobre las consecuencias de sus fluctuaciones emocionales; todavía hay que soportar a esos intolerantes fanáticos que si le hacen una tomografía cerebral, esta arrojaría le evidencia de que usan tan sólo menos del 10% de su innata capacidad neuronal; enardecidos como perros de una jauría infestada con el virus de la rabia (Rhabdovirus) y atacando a la persona que ha madurado sin la necesidad de creer en un Dios tan ruin, que para sentirse poderoso necesita que sus criaturas sean humilladas. Integrantes de una cofradía que bien pudiera denominarse “Bestias Anónimas y Apocalípticas” , que con orgullo y displicencia pueden rebuznar, gruñir, rumiar, graznar mugir, berrear y hasta rugir con la intención de que un ser humano; pueda traducir esos sonidos a una lengua inteligible. Y todo para inculcar una fe ciega y un sometimiento irrefutable, en un sencillo ser humano que sin creerse en nada superior a ellos; posee el conocimiento absoluto de que, sin esa chispa de divinidad que brilla en cada ser humano; este ni siquiera en la apariencia podría diferenciarse de una bestia.

 Me refiero a personas que cualquiera puede haber incluido en la lista de seres queridos, amistades o, entes que para aceptarlos tiene uno primero, que armarse de una paciencia infinita; que no eligen guardar silencio antes de expresarse oralmente con faltas de ortografía, que critican en otro la ausencia de belleza física cuando a ellos; le falta belleza física y por dentro están en peores condiciones, que cuando de dar se trata se tornan mezquinos pero que de los demás exigen un nivel de desprendimiento que en ellos; sólo se pone de manifiesto cuando sin esfuerzo alguno dan lo peor de sí mismos. Que pueden competir con Pinocho en cuanto a decir mentiras, porque tienen a su favor el que la nariz no les crece como a la de la marioneta del cuento, pero en cambio no toleran escuchar ni un decigramo de verdad y desprecian a la sinceridad; sugiriéndole a esta que se aparte del camino por donde la hipocresía; se ha ganado el derecho de transitar.

 Estos seres humanos que obviamente ignoran por completo, la naturaleza perfecta del Creador, se sienten orgullosos de adoctrinar a sus semejantes porque dentro de todo lo que desconocen; también excluyen estar al tanto de que según el diccionario de la real lengua que sólo un ser humano es capaz de articular, adoctrinar es enseñar o educar a alguien en una doctrina, inculcándole determinadas ideas o creencias y también es aleccionar a alguien sobre la manera de actuar o comportarse, olvidando que cada criatura humana cuando nace; posee la suficiente claridad como para percibir cuando tiene enfrente a un ser humano y detectar cuando el que se asoma a hacerle “gracias” olvidó lo que era, cuando su madre lo parió. Y aunque alguien se tome el trabajo y parte de su precioso tiempo para explicárselo, de cualquier manera aceptarían como miembro del rebaño a alguien que no se haya dejado adoctrinar, por los fanáticos del bando contrario. Si porque algo que también resulta inverosímil, es que los dogmaticos no sólo practican el sectarismo dentro de sus congregaciones sino que también; se muestran intransigentes con otras sectas que igualmente agrupan a gente incapaz de pensar por ellas mismas y de cuestionar al modelo de conducta que una doctrina les obliga a adoptar; mediante la renuncia al conocimiento fundamental que está latente en el corazón de cada ser humano.

 Independientemente de cuál sea la denominación bajo la cual se agrupan, estos intolerantes cegados por la soberbia al punto de irrespetar el derecho de todo ser humano; a expresar sus sentimientos reales y a hablar sin hipocresía, se la pasan exigiendo la resignación y el acatamiento de una doctrina que le inculca a una criatura, cuando esta todavía no puede decidir por sí misma porque depende para sobrevivir, de los que se autodenominan “personas mayores”; que ella es simplemente un animal superior que debe hacer méritos durante toda su vida para poder ganarse el favor de su Creador. Algo que ni la madre mas desnaturalizada haría, porque esas mujeres que reconocen que no se aman y por tanto, no podrán darle amor al Ser que fue concebido por el Espíritu; son capaces de buscar a alguien que lo adopte y que al menos le garantice lo que esa criatura va a necesitar imperiosamente porque de donde viene, el amor no es un palabra que se emplea para sustituir a un sentimiento inexistente.

 Para mí un Maestro, es un ser humano que nunca ha renunciado a escuchar a su corazón, incluso cuando a su alrededor y desde pequeño; se haya visto obligado a prestarle atención a los que le exigían no hacerlo. Y siendo así, me rehúso a creer que un Maestro sea capaz de tener a Dios en un concepto, en el que no tendría un simple mortal ni a su propia madre en caso de que esta, lo haya dejado abandonado en el atrio de una iglesia. Es imposible insistirle a los seres humanos en que si buscan a Dios, lo pueden hallar en sus propios corazones y luego, tratar de convencerlos de que Dios es un viejito que con SU TODOPODEROSO PODER, solo echó dos hijos al mundo y que siendo estos hermanos, tuvieron relaciones incestuosas para darle al Padre Celestial, un nieto bueno y otro que ni a palos; quería ser tan bueno como su hermano. Hasta en la Jerusalén de hace más de dos mil años, existieron los que creyéndose pecadores e indignos de recibir la gracia divina; se aseguraban de tener dinero para poder ofrecerle a ese Dios, desde una res hasta una paloma para con la sangre de estos animales; pudiera saciar la divina sed de sangre y que una vez satisfecho, les garantizara un lugar en el más allá que fuera menos infernal del que se encontraron, del lado de acá.

 Según los textos bíblicos, no era a esos precisamente a los que les hablaba el Maestro sino a los que podían entender, que el Poder capaz de concebir y generar todo lo que la vista humana podía admirar; no debía tener ninguna necesidad del sacrificio animal o humano para estar satisfecho de Su Obra. Son esos mismos textos los que hablan de gente sencilla, que seguían y escuchaban hablar a alguien que no predicaba en el interior de un templo. Los que respetaban y amaban a un hombre extraordinario, que afirmaba que ellos podían hacer todo lo que Él hacía y aún más, y que se negaba a ser otro borrego del rebaño que los fariseos trasquilaban, y no precisamente para beneficio de los que le escucharon expresar a este Maestro: “Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”. Que no por casualidad fue el mismo que le expresó a alguien, que al parecer creyó que sus palabras no eran inteligibles para los menores en edad: “Dejad que los niños vengan a mi”.

 Este Ser extraordinario considerado un Maestro, no por los que presumían tener a Dios cogido por las barbas en lo que este; les susurraba una que otra norma disciplinaria para que las reses no se salieran del redil, sabiendo a lo que se exponía no prefirió el silencio del que al callar, le otorga al impío el beneficio de la duda sino que levantó su voz para que la Verdad, brillara como lo ha hecho siempre; con luz propia y que esa claridad, también sirviera para enfocar a los que no tenían el corazón tan limpio que digamos. No es de extrañar que fuese perseguido y humillado, por los máximos representantes del poder religioso y político; y no por intentar manipular la mentalidad de seres humanos con el fin de satisfacer la inhumana ambición, de gobernar despóticamente sobre sus semejantes pues hasta en los textos sagrados sale escrito que a esos “poderes” , dicho Maestro tuvo el valor suficiente como para decirles que el Poder que a través de Él se expresaba, no podía tener un carácter tan efímero como el que caracteriza al poder de un emperador, de un rey, de un líder religioso, de un cabecilla bravucón (dictador), de un dirigente sindical, de un cacique enajenado, etc.

 Un Maestro, para que lo entienda bien todo aquel que se cree con todo el derecho a rebuznar, y que el otro lo escuche sin compararlo con un asno, lo es porque sabe que habiendo nacido desnudo y sin un título nobiliario debajo del brazo; es aceptado incondicionalmente por un Poder que no se restringe a ser, lo que una limitada mentalidad humana concibe. Por eso es que un Maestro puede convencer al que lo dude o lo ignore, de que está vivo únicamente porque respira y que sin ese aliento que entra en él para salir, y permitir que el siguiente también lo llene de vida, sencillamente no sería nada ni nadie. Sintiendo una infinita gratitud hacia el Dador de ese soplo de vida, que le permite existir como espíritu encarnado; un Maestro no podría quedarse de brazos cruzados y sellar sus labios dando así su tácito consentimiento, para que esa Fuente a la que se lo debe absolutamente todo; se le degrade y coloque al nivel de un rey Herodes, de un César romano o, de un Sumo Pontífice. Así como no se dedicaría a subestimar, irrespetar o desagradecer al que le haya guiado con su propio ejemplo, el hijo que sabe que a su madre y/o a su padre, no les deberá la vida pero sí, el haber crecido manteniendo intactos los valores sublimes que traía desde antes de nacer; tampoco un Maestro sería capaz de concebir al que lo creó a Su imagen y semejanza; como un viejo autoritario exigiendo sangre que no se ha de beber, dinero que no se va a gastar y dictando leyes arbitrarias que garanticen la sumisa obediencia, mediante el miedo y la duda respecto al verdadero origen de todas las cosas visibles e invisibles, para el ojo humano.

 Un Maestro para demostrar que lo es; tiene que ser capaz de revelarle a un ser humano que este, no nació en este mundo como una bestia de carga, ni como un engendro del demonio, ni como un dechado de imperfecciones, ni como una chinche megalomaníaca, ni como ninguna otra cosa; que no sea considerada como una parte esencial de ese Espíritu que Todo lo Es y que ha Sido y que Será por los siglos de los siglos. Como ese Jesús cuya voz resuena hoy, significativamente más ensalzada que la de Herodes, Poncio Pilatos y José Caifás hace dos siglos atrás; que no se dirigía a las personas para insistirles en que Él era el elegido como el unigénito de Dios, sino para convencerlos de que entre ellos y Él no existían mas diferencias que las aparentes; esas que tienen que existir para que cuando una madre vaya por su hijo a la escuela; no se confunda llevándose para su casa a otro niño que también, tiene su propia madre.

 Por eso a una persona que lo haya permitido todo, excepto que a su corazón lo manchen las miserias humanas; también se les llama Maestros Perfectos. Y no pueden enseñar a los que le escuchan con un corazón sincero, otra cosa como no sea la Perfección de esa esencia que hace del humano; un Ser divino. Sabe un Maestro Perfecto, sin que le quepa ni la mas mínima duda; que es a esa Fuente de Vida a la que le debe la gloria de poder ser un Maestro, y es precisamente esa Divinidad la que le otorga la gracia para manifestarle al ser humano; que no podría ser ninguna otra cosa que no sea una creación divina. Un Maestro Perfecto conoce eso tan perfectamente, como domina que aquellos que pretenden degenerar a Dios; asignándole los atributos de un ego fatuo y petulante no tardarán en advertir, que los que persiguen espejismos en el desierto terminan siempre mordiendo el polvo de la derrota. Esto es lo que les hace sugerir, a quienes creen que la Verdad puede ser reconocida por cualquier persona que la escucha, que es preferible no tirarle perlas a los cerdos, o como bien expresó Anthony de Mello en su libro “Despierta”: “No trate usted de enseñar a cantar a un cerdo. Usted perdería su tiempo y el cerdo, seguramente se irritaría”

No comments:

Post a Comment