Friday, December 18, 2009

SIMPLEMENTE LE GUSTABA AYUDAR…

Alguien a quien amo y respeto desde que le conocí hasta hoy, me dijo que sublimes eran esos actos que le servían al ser humano; para iluminar el camino que la eternidad le trazaba. Y que por eso era tan importante estar despierto y actuar conscientemente pues cuando lo sublime, no ocupaba el instante presente entonces este espacio lo ocupaba el ridículo y bueno…cualquier sabe a lo que el ridículo conduce cuando el Ser dispone de toda la eternidad. Añadió que la línea que separa lo sublime de lo ridículo era tan sutil, que bastaba con un minuto de inconsciencia para hacer desaparecer a uno y que el otro se instalara. Como mismo se apodera la oscuridad de una habitación, cuando las ventanas se cierran a cal y canto.

De esa persona aprendí, que dar era un acto sublime reservado para aquellos que sabían; que de lo que daban siempre tendrían suficiente. Pues es un don de reyes la generosidad así como es la única posibilidad del miserable, mendigar y no dar nada. Por eso , nunca me asombré al ver a gente llena de dinero quejarse de su suerte, de que no tenían dinero suficiente, de que el tiempo no estaba a su favor, de que la pinche sirvienta le robaba, de que los hijos solo lo querían por ser un buey de oro, etc., etc. Y no me extrañó tampoco, ver rostros felices en hogares donde reinaba el amor y no importaba, que para comer solo hubiera arroz con frijoles.

Esa dicha, que no precisa de palabras para ser expresada; en lugar de los patéticos lamentos de los poderosos mendigos, es la más autentica y más sincera plegaria que puede elevar el ser humano a su Creador. Algo que desconocen los que van a misa los domingos para comprar indulgencias, y el resto de la semana se la pasan pensando más en el dinero que en ellos mismos. Por no mencionar a los demás que por querer quitarles el dinero, para los méndigos usureros resultan cargas necesarias que un montón de dinero compensa, cuando lo ponen del otro lado de la balanza. Pero no hay que hacer leña del árbol caído y estos con estar ciegos, sordos y encima andar por la vida sin saber lo que hacen, tienen más que suficiente. ¿No te parece?

Cuando de ayudar se trata, es indispensable saber primero si sabe uno lo que le gusta recibir de otro. Lo digo porque hay gente que cree que ayuda a un empleado, cuando en lugar de darle el aumento que este se ha ganado le ofrece, darle pequeños prestamos cuando lo necesite, de manera que el empleado se endeude y solito se ponga una soga al cuello. Esta gente para mi es detestable, pero comprendo que dentro de ellas habita una esencia que es divina y cuando me dan el chance se los recuerdo. A mí no me gustaría al final de mis días, tener que darme la vuelta para verme en el espejo de mi conciencia y no poder reconocerme simplemente; porque el espejo está lleno de las inmundicias que yo misma le he lanzado. Sólo por eso, aunque esa pobre gente no quiera comprender lo comprensible y se aferre a un patrón de conducta que no les favorece en nada; sigo insistiendo en recordarle que de lo que creen tener no podrán llevarse ni una pestaña.

No conduce a nada criticar al miserable que codicia el dinero llamándole cicatero y nada especial se saca de la persona apegada a las cosas materiales; sugiriéndole que lea “El Avaro” de Moliere. Generalmente esa clase de gente no tiene tiempo ni para amar a sus hijos, ¿cómo crees que van a agarrar un libro que además, no tiene nada que enseñarles? Con esta gente lo único que pueeeede que funcione, es lo que siempre ha funcionado, predicar con el ejemplo. Como decía un Maestro que entró en una ciudad montado en un burro, y cuyos representantes se han encargado de embrutecer al rebaño mientras colocan sus divinas nalgas, en carros del año. Pero eso sí, conscientes de que en el mundo muchos niños mueren de sed y hambre, y que estos merecen personas que eleven por ellos una oración al Padre para que este, cuando mejor le parezca se acuerde de tirarles agua y alimentos desde el cielo para que sobrevivan.

A este tipo de gente evidentemente bastante despistada, el Maestro que predicó dando el ejemplo las llamó hipócritas y por eso no es de extrañar que lo hayan masacrado antes de clavarlo en una cruz. Así como no resulta un misterio el que el crucificado tenga un espacio en el corazón de la gente, después de miles de años ; que no tiene Barrabás, ni Poncio Pilatos, ni Herodes, ni toda la bola de marrulleros del Sanedrín que afirmaban amar a Dios; por sobre todas las cosas de este mundo. Parece ser que resulta muy fácil declararse cristiano pero hay que contar con algo más que una creencia, para saber que el Cristo es un estado de conciencia en el que ayudar y dar lo mejor de uno mismo, resulta algo natural, simple y sencillo.

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