Friday, December 18, 2009

La máxima aspiración de un ser humano, no debería ser formar parte de un rebaño.

No creo que vivir consista solamente en practicar la doctrina hedonista, que proclama el placer como fin supremo de la vida. Si bien me parece que sin sentir placer, un ser humano puede llegar a sentirse algo incómodo; dudo de que esto sea motivo suficiente como para hacerle pensar que otro ser humano, es responsable de que él o ella se sientan cómodos. Siendo un ser humano al fin y al cabo, y viviendo en un planeta donde hay millones más como yo, puedo decir que en varias ocasiones me he sentido contrariada pero no he llevado la ofuscación al límite de suponer, que otra persona decidió nacer en la Tierra exclusivamente para hacerme a mí la vida más fácil y llevadera.

De manera que una vez disgustada por: haber presenciado alguna injusticia de las tantas que se cometen, sobrellevar estoicamente a un pobre pendejo que trata de verme algún parecido con él, tener que recordarle a alguien que no nació con un diamante en el orificio anal, o por cualquier otra situación típica y original de los que gustan jugar con la paciencia de los demás; aun en medio del estado de encabronamiento logro escuchar una voz que me susurra: “Relájate, goza y dales por su lado que no se pueden esperar peras del olmo y para colmo, los pobres infelices ni siquiera saben lo que se hacen”.

Eso me hace recordar que mi estado de ánimo es un asunto, que sólo a mi me compete y entonces me es más fácil procurar recobrar la calma y llegar a sentir un bienestar, que no depende más que de mí misma. Comprometida con mi propia complacencia entonces si puedo entender, que esta Vida se me ofrece sin pedirme a nada a cambio para que la disfrute totalmente; al menos mientras pueda y que teniendo eso en claro, por más disgustada que me sienta con cualquier otra persona debo reconocer que siempre tengo a mi alcance; la posibilidad de sentirme a gusto conmigo misma.

El estado en el que uno se encuentra a gusto en su propia compañía, es muy fácil de conseguir pero precisa de un conocimiento de uno mismo, que no se obtiene a través de los libros. Le hace a uno consciente de las limitaciones externas y a la vez permite que uno no se sienta confinado, por las murallas que alza la ignorancia con el fin de proteger a las miserias humanas. En tal estado de gracia, digámosle para que se entienda; se encuentra la bloguera Yoani Sánchez que desafía las absurdas y arbitrarias normas, impuesta por un régimen dictatorial, consciente de las consecuencias pero amparada por el coraje y la nobleza de los que se atreven, a empuñar la espada de la Verdad.

Esta mujer cubana, más comprometida con la conciencia que con una doctrina sectaria y totalitarista; no es tratada como un ser humano merece simplemente por atreverse a declarar, que no es una bestia mas de las que pertenecen al rebaño pastoreado; por los cuatreros hermanos Castro. Ese par de transgresores de la confianza que en ellos depositó todo un pueblo, e infractores de todas las leyes constitucionales; tienen la costumbre de tratar como criminales a todo el que tenga agallas, para cantarles sus verdades. Mi silencio ante tal atropello me haría cómplice de ese par de tarugos, cuyo apego a un poder temporal es tal que no les permite notar; que están cavando sus propias tumbas.

Por eso se me ocurrió escribir este artículo que les envío, a todos los que se mantienen en contacto conmigo a través de la red virtual; junto con un enlace que los llevará a conocer a la bloguera cubana Yoani Sánchez.

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