Wednesday, December 23, 2009

LA EVOLUCION COMO PARTE DE LA CONDICION HUMANA.

 Cuando somos niños los que se suponen que saben, nos enseñan que hace muchísimos millones de años desde la rama de un árbol, se escurrió toda una familia de monos disidentes que estaban resueltos, a corregir la postura para caminar sobre dos patas y usar sus extremidades anteriores para algo mas, que colgarse y saltar de rama en rama. Estos ingeniosos simios también estaban decididos a templar, el carácter heredado de sus antepasados corrigiéndole las asperezas, hasta poder hacer desaparecer cualquier rastro de barbarie. Fueron estos avispados chimpancés, los precursores de los primeros homínidos (primates bípedos de los cuales solo sobrevive el Homo sapiens) que poseían un cerebro más desarrollado y mostraban una acentuada verticalidad del tronco. Nadie que esté vivo hoy, puede alcanzar a suponer los reveses que sufrieron estos tenaces chimpancés y los retos que tuvieron que superar, para lograr consolidar en sus descendientes una tendencia a pulir el carácter, que permitió finalmente hacer perceptible la diferencia entre un mono y un ser humano.

A pesar de todos los millones de años que se tomó este proceso evolutivo y de las vicisitudes que seguramente tuvieron que pasar los primeros chimpancés, el anhelo de mejorar favoreció el nacimiento de una raza dotada de una inteligencia privilegiada y poseedora de una gracia, que es imposible de imitar por un mico. Todo esto sucedió hace tanto tiempo, que el valor del instinto evolutivo ha ido menguando hasta el punto de que en la actualidad, podemos observar a algunos seres humanos que insisten en rechazar muchas de las cualidades , que les permiten diferenciarse de un antropoide En caso de que sepa usted de alguien que, ignorando los sacrificios que tuvieron que hacer sus ancestros y subestimando el poder del conocimiento humano; esté decidido a imitar a un mono en lugar de mostrarse como el ser humanos que es; y desea ayudarlo a salir de ese estado tan primitivo y simiesco, le sugiero que le envíe la siguiente nota:

“Los científicos han estimado que los seres humanos, se separaron de los chimpancés hace entre 5 y 7 millones de años, y estiman que dicha separación ha durado lo suficiente como para garantizar, que no se produzca jamás un acercamiento. Lo que no logran comprender los científicos, por más que le metan al asunto el coco con toda la masa encefálica adentro; es la tendencia de algunos seres humanos a comportarse como orangutanes amaestrados, pues este fenómeno desafía todas las leyes naturales de la evolución y la selección natural de las especies. Por no señalar que genera la duda respecto a si Dios es el Supremo Principio o, el Divino Primate si es que aceptamos como indiscutible la teoría de que los seres humanos, estamos hechos a Su imagen y semejanza.

Finalmente los científicos concluyeron que así como se puede convencer a un chimpancé, de que abandone su hábitat natural y se dedique a imitar a los humanos para ridiculizarlos; también es factible encontrar a un ser humano que aprovechando las ventajas de serlo, nunca se haya visto precisado a comportarse como un simio, y que esté dispuesto a demostrar con su ejemplo que las fuerzas evolutivas, no trabajaron en vano. Este ser humano común que simplemente aceptó lo que era, desde que siendo un niño se vio en un espejo y notó que no era un aborto de la naturaleza, podría convencer a los que no desean ser humanos del privilegio que representa; poseer una naturaleza verdaderamente extraordinaria y consciente del auténtico propósito de su existencia.

Semejante ser humano, tendría la suficiente lucidez como para considerar que el Planeta, cuenta con la suficiente cantidad de antropoides y además con un considerable número de bestias, y le quedaría entendimiento como para concluir que lo que necesita realmente y con urgencia la Tierra, es que los que no se han enterado de que hace entre 5 y 7 millones de años; existió un chimpancé que prefirió evolucionar, tomen conciencia de ello para que dejen de asumir posturas contrarias a la del preclaro simio, que apostó por la humanidad. Tal vez así notarían que usando las “gracias” que caracterizan a las bestias, han logrado polucionar una atmósfera que antes de ellos era respirable, garantizan la extinción de especies terrestres y marinas que no crearon, y se permiten exhibir desfachatadamente un nivel de envilecimiento tal, que hasta un Australopiteco lo consideraría impropio de sus descendientes. Y seguramente juzgaría como mucho más apropiado de primates no evolucionados y, completamente chiflados.

A esa persona común y excepcional al mismo tiempo, los científicos la conciben como un individuo tan seguro de sí y del poder que le asiste; que puede mostrarse indiferente tanto a las alabanzas como a los insultos. Por lo que sin importarle un pepino la reacción del orangután, que presuma de tener valores humanos de los que carece; le pone a este un espejo para que se observe bien y el muy gandul pueda comprobar por sí mismo, en lo que se ha convertido al procurar reprimir al natural instinto evolutivo. Una vez que sea consciente del error en el que ha caído, este hombre que no reniega de su innata naturaleza podrá reconfortar al pseudomono; demostrándole que no todo está perdido y que todavía puede contar con la humildad que su simiesca arrogancia desechó, por considerarla inútil; y que le servirá para aceptar la ayuda de alguien que no se avergüence de su condición humana, hasta tanto sienta el impulso de rasgar el disfraz de mamarracho para darse a conocer; como el ser humano que fue, es y será.

Según los científicos, este ejemplar del género Homo sapiens sabe perfectamente que no tiene pelos en la lengua, por lo tanto de una manera tan fresca como despampanantemente puede llamarle al pan, pan y al vino, vino; en lugar de andar por ahí confundiendo una hostia con un bolillo y, suponiendo que la nobleza del espíritu de un Ser de dimensión Crística, se puede obtener simplemente con beber un vino llamado “Sangre de Toro”. Siendo así es de suponer, que recibiría el elemental y brutal rechazo de los ardidos defensores de las teoría involutivas. Y también se podría garantizar que, sin tomar en cuenta las dimensiones del berrinche que hagan esos seres retrógrados; les tiraría una sonora trompetilla que es lo menos que se merecen los desalmados, que pretenden convertir un terreno apropiado para que germinen valores sublimes del Ser, en un páramo inhóspito y lúgubre donde pululen las miserias humanas.

Estos investigadores conocedores de la materia, coinciden en afirmar que este ser humano poseería una radiante perspectiva cuyo brillo; sería capaz de encandilar la visión de un topo pero que a él le serviría para comprender cualquier tipo de comportamiento animal, aun proviniendo de un semejante. Semejante claridad de entendimiento le evitaría sorprenderse o sentirse intimidado, por la probabilidad de que los émulos de los mandriles le tiren cascaras de plátano y hollejos de naranja. En primer lugar por saber que a los monos no se les hace caso, y en segundo lugar porque comprende que en modo alguno, puede esperar a que los miembros de una manada de monos sean capaces de entender, y mucho menos considerar factible, la posibilidad de evolucionar hasta convertirse en un Ser Humano seguro de su ascendente y con la suficiente higiene mental como para no tener que sufrir miserablemente; por culpa de ese oscuro y espinoso “Complejo de Dr. Jaykell y Mr Hyde”.

Si el primo lejano del chimpancé al que le envíe esta nota científica, no desea evolucionar ni aspira a sentirse humano ni por una vez en su vida; lamento decirle que lo perderá para siempre pero si por el contrario el cuasimono, ya está harto de hacer monadas que mas que mostrar su excelencia constituyen un derroche de vulgaridad; entonces le aseguro que llegará el día que le agradecerá infinitamente que le hayas enviado, esa reseña con las conclusiones a las que llegaron unos estudiosos, tanto de la condición animal como de la naturaleza humana. Te garantizo que casi todos los seres humanos, deseamos salir de esta experiencia carnal y pasajera siendo tan seres humanos; como éramos cuando llegamos. Que no se trata de otra cosa que procurar conservar la integridad humana de principio a fin.

Los que prefieren corromper su integridad en lugar de conservarla intacta, pisotean su propia dignidad con la misma desfachatez con la que menosprecian, la dignidad de cualquier otro ser humano. Tal como harían los cerdos con las perlas, que alguien les tirara en el chiquero. Supongo que por lo monos que se sienten; te los podrás encontrar brincando de un tronco para un rama mientras van destruyendo paisajes naturales, que sustituirán por una jungla de asfalto y concreto; donde no impere otra ley que no sea la Ley del Güey de Oro que decreta rotundamente, que: Aquí Manda el que Tenga los Huevos Mas Metalizados. La máxima aspiración de estos ejemplares, muy bien caracterizados por los primates que actuaron en el film: “El Planeta de los Simios”, es colocar una correa en el cuello de cada ser humano para así; poder tener el control de los que ellos consideran una jauría humana.

Lo único que necesitan para lograrlo es el poder para administrar el fértil terreno, que representan las mentes perfectamente sanas y que concuerdan con la simplicidad franca y sencilla; depositadas en el corazón de un niño, y de esa manera sembrar la semilla de la duda respecto a su auténtico origen de modos que, para cuando crezca la cizaña, ya no puedan distinguir las espigas de trigo que han crecido entre la maleza. Una vez que la mente juzga que su razón de ser ha sido mutilada, acepta cualquier burrada sin cuestionarse siquiera y entonces, también puede someterse sumisamente al credo que arguye que la dignidad humana, vale menos que un comino y es merecedora de ser mancillada. No es de extrañar por tanto que existan criaturas de Dios, que se perciban a sí mismas como engendros del demonio que vinieron a este mundo; solamente para ser tratadas como unos perros o peor.

Por supuesto que la estupidez humana capaz de cometer semejante acto de vandalismo, como el de manipular la mentalidad de un niño cuyo origen divino; se trasluce en el semblante de un recién nacido, también cuenta con la astucia suficiente como para justificar tal atrocidad; predicando las ventajas de poseer un espíritu de abnegación y sacrificio que en ellos, es tan cierto y seguro como el talento y la sencillez en una de esas actrices de exquisita figura y cabeza hueca, que mientras declara ser una ferviente defensora de la vida animal; calza unos botines de piel de Chinchilla, un vestido elaborado con la piel de focas bebés, un sobretodo de piel de armiño y unos guantes de ante ( no por antiguos sino por estar hechos con piel de alce adobada y curtida) que se complace con llevar adornados con anillos de brillantes, que como minerales no dicen mucho pero pueden indicar que esta célebre cabeza de chorlito; ignora completamente que para que ella y otras de su mismo estilo puedan mostrar un brillo artificial; es preciso que muchas personas que habitan en un país catalogado de Tercer Mundista sean utilizados como esclavos, y remunerados como si fueran bestias.

No comments:

Post a Comment