Wednesday, June 30, 2010

LOCURA EN EL OESTE.

Como al parecer estamos inmersos en el lodo de las suposiciones, cada vez que no podemos tener la certeza de algo; entonces nadie me negará que podemos suponer que la expresión: “¡Locura en el Oeste!”, proviene de la fiebre del oro que se desató en los colonizadores europeos, llevándoles a hacer el desatino de desalojar de sus tierras a los aborígenes que eran, sin lugar a dudas,  los originales pobladores del continente americano. Algo así como si ahora mismo llega a su casa un lunático, y le ordena que saque de la casa que usted renta o paga una hipoteca, a toda su familia y que se larguen todos con sus bultos a otra parte. Bueno, eso de desalojar a los auténticos habitantes de sus tierras no lo hizo un  sólo desequilibrado mental, en realidad muchos dementes estuvieron elaborando el proyecto, le dieron el visto bueno y le dejaron a las bestias la parte de la carnicería de vidas humanas.

 De ahí en lo adelante y para doblegarse ante los poderosos del mundo,  ha habido que adaptarse a la idea de que son los desquiciados mentales los que tiene el derecho, a dictarle a la lucidez las pautas a seguir. Así es como ha llegado a parecer normal, que una madre le diga a su hija que lo único que tiene que hacer en su vida es buscarse un pendejo, con una billetera bien abultada. Y que si quiere saber lo que es el amor, entonces que se dedique a ver telenovelas de por vida, para que quede lo suficientemente tarada y no note como cambió sentir el verdadero amor por conseguir estabilidad financiera. Esa madre pasa por alto que con ese aparentemente inocuo consejo,  ayuda a la hija a morir en vida soñando con que está viviendo. Por no buscarme más líos de los que tengo encima, no voy a mencionar lo que hacen los padres que les muestran a los hijos que con billetes suficientes, pueden comprarse una barbie de carne y hueso y ponerla a parir. Ni a los que con el ejemplo, los invitan a morir en una guerra fratricida que no se trata de un juego con soldaditos de plomo, y que evidentemente satisface a mezquinos intereses.

 ¡Locura en el Oeste! Damas y caballeros. Los hijos pretendiendo que deben recibir honores de los que no se han hecho merecedores. Los hijos pretendiendo ser padres cuando todavía ni a hijos llegan. Los hijos dejando a sus padres en un asilo después de haberles sacado el jugo. Los hijos de la Vida que no bajan humildemente la cabeza, ante la nobleza de la Vida que los mantiene vivos, a pesar de que nunca se convierten en árboles grandes y fuertes capaces de dar dulces frutos, y brindar cobijo a todos los pájaros del monte. Hablan de gratitud y se limpian los mocos con una realidad creada para que gocen y no para ser usada como servilleta. Hablan de amor y sus corazones están tan helados, como el de la reina de las Nieves. Hablan de autoestima y se desprecian con toda el alma. Hablan como cotorras, pericos, cacatúas y papagayos, sin hallarle el sentido a una sola de sus palabras. Esas aves parlanchinas no lo notan, ¿por qué estas que sólo lo aparentan, tendrían que hacerlo?

 Con el valor sucede lo mismo, todos sabemos que provoca admiración pero no todos los que hablan de la valentía, saben lo que es darse el valor que uno mismo tiene simplemente porque algunos, han preferido a la cobardía como vestimenta. Aunque le quede muy mal semejantes harapos a un hijo de Rey, son muchos los que prefieren exteriorizar una mediocridad adquirida; en lugar de mostrar abiertamente la naturaleza extraordinaria de la esencia, que les permite existir. Entonces la cubren con el velo hipócrita de la falsa modestia. A esos que hablan del valor sin saber lo que es porque con esas mieles, sus labios aún no han sido tocados, les dejo las palabras de un hombre sencillo con una grandeza tal, que derriba todas las barreras habidas y por haber a su paso:

"Si tuvimos la fuerza para llegar a la situación que hemos llegado en esta tierra, seguramente tenemos la fuerza para lograr la paz. ¿Pero es algo que realmente queremos? Porque si es así, está dentro de todos nosotros. La paz no requiere de oraciones, sino de comprensión y determinación. No definiciones sino claridad. La determinación y la claridad son la base sobre la cual construir la paz. Incluye, no excluye a los demás. Mira las similitudes, no las diferencias. Creo firmemente que si queremos la paz, podemos alcanzarla. La prosperidad sin paz nos lleva al caos. Crea la paz y habrás creado un escenario en el que la prosperidad puede bailar. Si pudimos ir a la luna, podemos cubrir la distancia entre un corazón y el otro."
                                                                                                          MAHARAJI.

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