Thursday, July 1, 2010

ENTRE EL AMOR Y EL MIEDO.

Si en lugar de andar husmeando en las vidas de los demás y de invertir nuestra energía aparentando lo que no somos, nos dedicásemos a observar nuestras propias vidas; además de poner más interés en hacerla plena también notaríamos, cómo es que nos movemos constantemente entre el amor y el miedo. El movimiento que nos eleva, favorece el  aceptarnos tal cual somos y el otro nos envilece; ya que nos obliga a desconfiar incluso de nosotros mismos. Cuando amamos a alguien, podemos ver todo su potencial aunque esa persona tenga un comportamiento miserable, simplemente porque el amor reconoce al ser sublime que se ha subestimado a sí mismo. Pero el amor es consciente y por tanto, de ninguna manera podría sentir lástima por un ser extraordinario en esencia. La lástima es un sentimiento indigno que siente un ser humano por sí mismo, cuando cambia el poder del amor por el amor al poder. Ese poder empleado para subestimarse a sí mismo, hace lo mismo que el poder del aprecio por la Vida, pero en sentido contrario. Porque contrae la grandeza innata del Ser, hasta dejarla nula o vacía de significado divino.

 A costa de lo que sea y sin usar una milésima de sentido común con un miligramo de sentimiento,  tratan de imponer su opinión una caterva de desequilibrados mentales que en posesión de un delirium tremens; creen que están endulzando el té que pretenden tomar, con cuadritos de azúcar imaginarios y agregándole leche imaginaria, sacada de una vaca imaginaria. Y la cosa se pone tan tremenda, que aquello que se podría considerar como natural pasa a ser una aberración y las aberraciones se convierten en las cosas más naturales del mundo. Vea nada más con la esclavitud, antes para un espíritu libre era inadmisible  convertirse en el esclavo de otro y ahora, lo más habitual es coger de criada hasta a la madre que te parió y se considera a un vil negrero como un respetable padre de familia. Hubo un tiempo en que la amistad, era como una planta que se cultivaba entre dos y ahora lo que se usa es que una; sea la garrapata de la que considera su perra. No veo qué necesidad pueden tener dos seres de luz, viviendo una experiencia fugaz en la carne; de sentirse uno por encima del otro o tomar ventaja de la natural necesidad de dar que tiene un niño, que crece y madura sin dejar de ser el mismo. Simplemente cuando veo que todos nacemos, vivimos y morimos, eso es más que suficiente para ubicarme en que no soy mejor ni peor que nadie.

 Y como existen personas que han hecho de la lucidez un mito, cuando alguien comprende en verdad algo tan simple de percibir, entonces lo llevan al cadalso o lo elevan a la categoría de imagen religiosa. Todo por no tomar la vida por lo que es: un viaje. En el que te suceden miles de aventuras y unas veces celebras las victorias que tendrás que recordar, en los instantes en que te sentirás derrotado. Pero si por mantenerse a salvo, alguien prefiere evitar que la vida guíe sus pasos también esa opción está disponible. Y si no que lo digan esas mujeres que han visto como se marchitan, cual flores colocadas en un jarrón al que no se le cambian el agua. Esperando inútilmente por una caricia que en verdad las haga sentir vivas, pero sin saber que cuando el amor va por agua, se vuelve a ir al ver que está seco el abrevadero. Saben todo eso de que el amor es la fuerza que mueve a la Tierra, pero no sienten cuando esa energía las penetra y las pone en movimiento. No saben que son seres sublimes inmersos en recipientes temporales, que vienen a disfrutar de la intemporalidad y sentir a la divinidad encarnada. Para luego partir llevando consigo el conocimiento que la experiencia trae consigo.

 Cuando el amor no está, es lógico que el cinismo penetre y que no importe en lo absoluto convertir un edén en un chiquero. Y cuando la indiferencia cual hiedra, se va pegando en el alma; puede suceder el inconveniente de sustituir la experiencia por la imaginación  haciendo de la insatisfacción lo más corriente y de las lamentaciones el único consuelo. Así es como una criatura divina destinada para la satisfacción plena, languidece esperando un milagro o viendo en la muerte la mejor de las salidas. Cómo si eso tuviera algo que ver con el Plan Divino para cuyo cumplimiento fue creada. Este ha sido el patrón que nos ha sido impuesto, por personas que han preferido amar el transitorio poder mundano; antes que amarse a sí mismas. Seres que han envilecido sus almas hasta el punto de obligarlas a transformar una verdad en mentiras y un paraíso en un nido de culebras donde el ser humano común apenas puede tratar de sobrevivir unas veces intentando amar y la mar de veces hundido en el miedo a ser tragado por la mediocridad que insiste en las imperfecciones humanas con el fin de ocultar la naturaleza divina que el Creador le imprime a su obra maestra.

 Ignorar quienes somos es lo que propicia la labor mezquina de los que abogan por el oscurantismo que sigue siendo el mismo del Medioevo a pesar de que lo quieren disfrazar con adelantos tecnológicos que nos separan de nuestra esencia y nos hace ser más falsos en nuestras relaciones personales. Porque no me van a hacer creer que esos regalitos virtuales y los mensajes electrónicos que la mayoría de las veces, no proceden del corazón; sustituyen a una mirada, un abrazo y el auténtico intercambio de aprecio entre dos seres que en realidad hacen UNO. Esos que en sus insaciables ansias de poder se han dedicado a transformar la vida en un cuento fantástico, donde las guerreas fratricidas no son cosas de película y la ruina de todo un planeta es más que evidente; gracias a los gerentes de Dormimundo que prefieren el ronquido profundo a disfrutar la magia estando despiertos; están logrando sus objetivos.

 Estos lacayos del amor por el poder transitorio, cuentan con que la mayoría tiene un miedo que les encoge y paraliza, cuentan con que los mediocres se ocuparan de echarle porquería a los que no se crean el cuento; de que los seres humanos son unos pobres esperpentos pecadores, cuentan con una jauría de fanáticos que pueden inmolar a los que se atrevan a alzar la voz para proclamar la verdad, cuentan con una horda de ignorantes que prefieren matar, antes que estar verdaderamente informados. Pero con lo que no han contado es con que la Paz, siempre será la que diga la última palabra. Porque este Planeta con todo lo que lleva encima, no lo crearon los seres humanos ni fue concebido para que el hombre se convirtiera en el lobo del hombre y arrasara con todo lo que pudiera a su paso. Es cierto que no se puede acabar en pocos años con el hondo mal en muchos años hechos pero también es verdad que la luz de una pequeña vela puede eliminar siglos de oscurantismo. Busquemos adentro de nosotros mismos esa chispa de conciencia, que puede salvar a la Madre Tierra de la ruina y  elevar al ser humano hacia la realización del potencial para el que fue creado. Nada estará perdido, mientras que existan seres humanos dispuestos a poner sus corazones en el intento.      

http://www.youtube.com/watch?v=orsktN9Q_BI&feature=related

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