Sunday, July 4, 2010

Un hijo, un árbol y un libro.

 Dicen que hemos cumplido el propósito de una vida cuando hemos tenido un hijo, hemos sembrado un árbol y hemos escrito un libro. Yo digo que eso es fácil de hacer pero sabrás que has  cumplido el propósito de la vida, cuando hayas comprendido profundamente que el único responsable de tu felicidad es esa persona que ves; cuando te miras al espejo. Y sabrás que tu vida tiene un sentido insondable e incuestionable, cuando tengas la valentía suficiente como para no dejar que nadie se interponga entre tú y la dicha que brota de tu interior, ya sea que la sientas o la desprecies por ir tras gentes o cosas que te la prometen pero nunca te la podrán ofrecer simplemente, porque ser feliz es un asunto particular que corresponde a quien reconoce que es a la Existencia; a la que le debe su vida.

 En lo referente al hijo lo difícil no es concebirlo y aunque duela un poco, tampoco lo es traerlo al mundo, lo difícil es darle el mejor de los ejemplos y mostrarle que a menos que lo desee, no tiene que ser víctima de la estupidez humana porque por cortesía de la vida, cuenta con una sabiduría que le permitirá mantener claras las ideas y puros los sentimientos. Para el árbol sembrar, basta con conseguir una semilla y plantarla ofreciéndole los mismos cuidados y el tiempo, que todo en esta vida requiere, si reconocemos que la Vida es sagrada desde sus propios cimientos. Y para el libro, se necesita haberse ocupado uno de nutrir a su mente con las ideas más sublimes y haber usado cada aliento para acometer con confianza y entereza los actos más nobles. Sin estos ingredientes también se puede escribir un libro, pero este será como una hostia y su lectura resultará igual de desabrida. Para escribir algo que merezca ser leído, es necesario primeramente cortar las ataduras que nos encadenan a los conceptos. Algo que sólo se logra cuando es más importante el peregrinaje al santuario interno, que proclamar a los cuatro vientos una creencia que al lado de un saber, resulta insignificante.

 Un hijo, un árbol y un libro son fáciles de conseguir, pero no te los podrás llevar contigo cuando las alas del último aliento, te abracen para llevarte con él. Te lo puede asegurar alguien que después de haber cumplido con estos tres requisitos, seguiría  sintiéndose igual de incompleta que si no lo hubiera realizado, si no fuera por haber descubierto un universo interno que seguirá conmigo, mientras la respiración me acompañe y que me llevaré conmigo, cuando tenga que dejar aquí al hijo, al árbol y al libro. 

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