Sunday, June 27, 2010

NO VENGO A MEZCLAR SINO A SEPARAR.

 Por razones que ahora no vienen al caso, pasados los treinta años de vida me dispuse a tomarme la Biblia en serio y me la leí de punta a rabo. Y no como alguna gente lee los libros, por encimita y para no meter la pata cuando le mencionen el tema. Sino tratando de encontrar algo en esos textos, que me explicara el motivo de que cumplir con rituales sustituyera al propósito de celebrar la existencia como si a esta, la pudiera perder uno en cualquier momento y en el instante menos esperado.
 Si hubiera leído dichos textos sin usar un mínimo de lucidez, al terminar de leer la obra habría quedado más confusa que al principio. Pues si alguna obra literaria puede ganar el premio Guiness al disparate es esa. Primero especulan con el inicio de los tiempos como si hubieran sido mudos testigos presenciales. Luego desprecian el Poder Creador de Dios, que no teniendo material para hacer una mujer, le tiene que quitar una parte al hombre para hacer a la que un día, llevaría al hombre en sus mismísimas entrañas. Más tarde culpan a la mujer de entrar en contubernio con una víbora, para desgraciarle al hombre la existencia. Lo cual es más parecido a la confabulación entre mujer y suegra, para sacarle a un devoto marido hasta el último céntimo ahorrado. Para que te acabes de deschavetar, te describen a un Dios que es lo más parecido a un padre déspota y egoísta, cuyo hijo tiene que sacrificarse para que Él se sienta complacido. Como un homofóbico progenitor cuyo hijo prefiere vivir ahogándose en el closet, antes que declararse gay aunque el padre se infarte.
 Mezclando un Testamento Antiguo con uno Nuevo, algo que no haría ni tan siquiera un simple notario que asista a misa todos los domingos; ya dan la pauta para darle rienda suelta al sinsentido. Pero esto sería muy poco, si la intención es la de confundir de a de veras,  así que ponen al supuesto representado como un ser humano que viene a mezclar la paja con el trigo, cuando unos capítulos más adelante sale que Él dijo que había venido, para separarla. Lo cual es más sensato porque se sabe que con el trigo se hace el pan y que la paja no sirve nada más que para los burros. Del mismo modo que cualquiera conoce esa fábula tan famosa,  en la que la zorra salta y salta pretendiendo alcanzar unas uvas  maduras y al no poder conseguirlas, se consuela a sí misma afirmando que los frutos de la vid estaban verdes.
 De manera que es evidente que si alguien deseara confrontar un saber interno, con esos dizque sagrados textos, es imprescindible hacerlo sintiendo uno que la claridad la lleva consigo. De la otra manera sería algo parecido a tratar de leer un texto escrito en Braille, teniendo 20-20 de visión y sin saber leer utilizando el sistema Braille. Por eso tantas veces se ha escuchado brotar de labios de la sabiduría, que la Verdad no se puede hallar en un libro si antes no la hallado uno en sí mismo. Con el amor sucede lo mismo. Hay amantes que se quitan la vida, en un gesto desesperado por no soportar el dolor de no poder poner algo de pasión, en un corazón metido dentro de una cámara criogénica. Lo cual se podría evitar simplemente si el amante notara lo antes posible, que no se puede obtener agua de un pozo seco. Así se limitaría a brindar amor simplemente porque es de lo que lleva en abundancia, sin esperar que alguien miserable que no tiene nada que dar; le ofrezca amor a cambio. Pero para hacer esto, primero  tiene uno que estar muy claro de que la Vida es el don más preciado que tiene. Por si acaso Julieta se hace la mosca muerta, Romeo de pendejo, tenga que envenenarse.
 Así como no es lo mismo imaginar que uno está de vacaciones en Hawái, mientras camina por el desierto de Sahara, que estar vacacionando en Hawái sin tener que imaginarse en el desierto de Sahara, tampoco es lo mismo estar lúcido que suponer que uno está cuerdo cuando en verdad, lo que tiene es un nivel de neurastenia espeluznante. Por eso existen personas que no le ponen peros a vivir en un mundo de fantasía, aunque esto implique que más veces de las que desearían, tengan que estrellarse contra lo que destruye a las apariencias que es la realidad, sin lugar a dudas. Esta gente que insiste en vivir en un mundo imaginario  lo imaginan todo. Imaginan que aman a la madre o al padre cuando en verdad, los detestan. Imaginan que pueden agarrar al amante de su pendejo o pendeja. Imaginan que tienen derecho a que otro  haga lo que se les ofrezca, a sus santísimas voluntades. Imaginan que nunca envejecerán y lo que es que un día van a morir, eso ni se lo quieren imaginar. En más de veinte años no han encontrado a nadie que las soporte así, tal y como se muestran; pero siguen insistiendo en cerrarse al amor y en no ponerse al corriente con la Vida y en simplemente fluir con ella.
 ¿Amarlas? Bueno, se puede hacer únicamente si uno se ama a si mismo lo suficiente, como para poder darle agua al sediento y luego indicarle donde está la Fuente, para que el sediento en el futuro no dependa del vaso de agua que uno le ofreció sólo; con tal de que no muriera de sed. ¿Preocuparse por quitárselas de encima, cuando se percibe que no quieren ir por agua al Pozo? Sería inútil porque ellas se van solas. Sucede que cuando uno es capaz de amar de manera incondicional a alguien que al amor, le pone un montón de condiciones; para el que condiciona al amor esto resulta inconcebible y teniendo tan pobre opinión de su propia divinidad, acabará creyendo que el que se entrega de manera tan total; debe ser el anticristo.  El amor verdadero tiene sobre el mísero cariño, el mismo efecto que la luz en las cucarachas.
 Por eso los Maestros Prefectos  que los son, porque se conocen a sí mismos perfectamente y comparten ese conocimiento con otros, no vienen a mostrarnos como mezclar la pestilencia con el perfume de Dios puesto que ellos saben, perfectamente,  que esto  más que inútil es imposible. Vienen a llamarle a cada cosa por su nombre. A llamarle hipocresía a la ausencia de sinceridad, a decirle oscurantismo a la ausencia de claridad, a especificar la diferencia entre lucidez y demencia, a definir a la idolatría como el amor en su más mínima expresión y en resumidas cuentas, a separar la paja del trigo porque lo que desean estos seres de luz  que llevan a las personas de las lobreguez a la iluminación es multiplicar los panes, no dar de comer paja a toda una recua de cuadrúpedos vegetarianos. 

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