Wednesday, October 3, 2012

MAESTRO! MAESTRO! PARTE II



Espero haber sido lo suficientemente explícita aún a costa de recibir la incomprensión y rechazo de esa gente superficial y ficticia, que ordinariamente insiste en ser políticamente correcta, mediocremente ilustrada y gravemente ignorante de su verdadera naturaleza, más si quedara alguna duda respecto a la realidad que he intentado describir en este documento  bastaría con que quien sea que haya desfilado sus pupilas por lo antes escrito, se preguntara si realmente sabe QUIÉN ES más allá de lo que cree ser y si en verdad es capaz de verse a sí mismo a través de sus propios ojos en lugar de asimilar, sin cuestionársela, la opinión que otras personas han vertido acerca de una personalidad que nada dice del que se encuentra más allá de las apariencias.

El espectáculo que muestran los habitantes de este planeta que se identifican con una nacionalidad arbitraria  por completo y definitivamente impuesta por una jauría que como tal precisa de marcar el territorio, y que se dejan manipular por una caterva de megalómanos que insisten en convertir a la humanidad en un rebaño ovejuno al que poder esquilar generación tras generación, constituye la prueba definitiva de que resulta mucho más saludable para la autoestima y la innata sabiduría de un espíritu que habita temporalmente en la carne, apegarse al conocimiento de esa ley universal que advierte no hacerle a otro lo que a uno no le gustaría que le hicieran, que tratar de obtener una instrucción académica que rebaja a conceptos los extraordinarios valores innatos del Ser hasta el punto de expulsar la excelencia para poder hacer de la mediocridad un modo de vida. Y al respecto, no me dejarán mentir los tantos parientes, amigos y amantes con una autoestima entre escasa y nula, que corrientemente dan de sí mismos lo peor o lo mínimo indispensable para que el verdadero amigo, ese que disfruta tanto de su soledad como de la compañía de sus semejantes, no les invite a meterse tan mezquino y mugroso aprecio por donde mejor les quepa. Me consta que muchos de ellos ostentan, colgado de la pared, un título universitario que demuestra la ineficacia del sistema escolar actualmente imperante; para extraer del ser humano una excelencia que como Ser innatamente posee. 


 

Permítame, quien sea que se dé por aludido cuando se hace mención de la mediocridad, la hipocresía, la mezquindad, la astucia, el interés material o cualquier otra miseria humana que niega a la divinidad del Ser como fundamento básico de su humanidad, destacar que en medio de ese deprimente panorama que miles de millones de mentes esquizofrénicas y paranoicas puede plasmar en este escenario llamado mundo, siguen brillando las luces de seres humanos cuya transparencia resulta incuestionable y por demás…evidente. Esas velas con humana apariencia cuyo único propósito al nacer en esta esquina oscura del infinito universo, es ofrecer CLARIDAD a un mundo hundido durante siglos en el más mugriento oscurantismo y expositor de la más espeluznante barbarie, con el  ejemplo que ofrecen al caminar el trecho que va del dicho al hecho ponen de manifiesto la abismal diferencia que existe entre maestro y pedagogo. No necesito nombrarlas por el apelativo que sirvió o sirve para identificarlas porque para una llama cuya naturaleza es resplandecer, el patronímico sale sobrando y es un hecho que las librerías de este mundo están atiborradas de obras que transcriben las charlas de seres LÚCIDOS que han sido y son sinceros amantes de la verdad sin que eso haga la diferencia simplemente porque a una mente socialmente adoctrinada para hacer del engaño un arte, no le es dada la profunda comprensión que reside en un corazón sinceramente agradecido y plenamente satisfecho consigo mismo.

No es mi intención tampoco referirme a lo que sus corazones abierta y soberanamente han expresado, le guste a quien le guste y le pese al que vive de un disgusto en otro, porque mi corazón está en sintonía con la claridad que los seres humanos CLAROS han irradiado e irradian; pues para un ser intemporal el presente es todo lo que existe, y por la gracia de un maestro vivo conocido bajo el título honorífico de Maharaji y el calificativo de embajador de la paz, puedo darme el lujo de citarme a mí misma. En esto tiene mucho que ver la insistencia de una maestra que por fortuna fue mucho más que una figura materna, en que en lugar de chispear de vez en vez a manera de cirio pascual me dedicara a brillar con luz propia, cual hace una simple vela cuyo propósito es derramar claridad donde sea que se ponga.


 Quienes están más interesados en impresionar a otros que en conocerse a sí mismos y que en lugar de aceptarse como un dechado de virtudes; prefieren actuar como unos ridículos mamarrachos con una autoestima calidad escupitajo de tuberculoso y una falsedad que envidiaría el mismísimo caimán de Disneyworld, al leer este artículo no podrán hacer otra cosa que creer que esa es también la retorcida intención que este alberga pero siento mucho tener que defraudarlos al advertirles, ya sea que lo crean o no, que no estoy interesada en lo absoluto en captar la atención de quienes ignoran quiénes son, pretenden saber quién es quién y  para colmo de males…se resignan a recibir el último aliento sintiéndose insatisfechos consigo mismos debido a los ruines pensamientos, torpes palabras  y  mezquinos actos que exhibieron descaradamente;  mientras que se arrastraban por una vida que fueron incapaces de agradecer al aquilatarla en su justa medida. Mi propósito al expresar francamente lo que solamente un hipócrita carnero del rebaño social o el pastor que le mangonea no podrían admitir ni en sueños, es alertar a las nuevas generaciones que se supone no se degraden a imitar los pésimos ejemplos que ofrecen las proles de ignorantes que ni siquiera intentan estar en paz consigo mismos, respecto al peligro que supone cambiar la natural comprensión de lo que es en sí mismo este viaje terrenal que transcurre entre nacimiento y espiración por la artificial mentalidad del androide que tiene, por la fuerza de la automatización, que apegarse a un programa previamente diseñado para que funcione de manera predecible y controlada.




No aspiro a que todo el que lea este artículo capte la esencia del mensaje simplemente porque sé que no se le pueden pedir peras al olmo y además, no tuve que llevar muchos días respirando sobre este planeta para percibir que lo de la transparencia en este mundo que más parece manicomio intergaláctico, no podía ser más que un lujo que sólo se pueden dar unos pocos, esos llamados “raros” o catalogados de “irreverentes” porque a pesar de las leyes que imperan en una abyecta y decadente sociedad de amos y esclavos, se atreven a mantener una autoestima saludable y, a expresar una absoluta coherencia entre palabras y actos. Tal actitud digna de admiración y elogio, contrasta patentemente con la lástima que puede inspirar un tropel de ignorantes que confunde la dignidad inherente a un ser humano, con una alfombrilla donde cualquier aberrado esperpento con apariencia humana pueda limpiarse sus inmundas extremidades y que, con absoluto desparpajo, presumen de desconocer completamente la naturaleza de lo que simplemente ES y goza de una incuestionable existencia que va más allá de las despreciables puñetas mentales del que no puede ni tan siquiera pensar por sí mismo.

Quien sea que sienta heridas sus susceptibilidades al leer lo antes escrito, no debería culparme a mí por identificarse como un elemento más de los que pertenecen a la manada de ineptos que viven de las apariencias, pues es muy su asunto usar o no la chispa de claridad que traía al nacer para tomar decisiones más claras y sobre todo más provechosas para sí mismo. Me consta que todo lo aquí expresado se basa en la fidedigna observación de unas imparciales pupilas que me han servido tanto para asomarme a las ventanas del alma y poder ver lo que resulta obvio, como para constatar que en este mundo tan arbitrario y efímero, hay algo que permanece absolutamente inalterable que reside en el corazón de todos los seres humanos.

Desde aproximadamente unos doce años, he podido constatar mediante el contacto directo y tratando de no vomitar ante la fetidez que emiten las miserias humanas que un ser mezquino puede albergar dentro de sí,  la vigencia de esa frase que se puede leer en los evangelios cristianos y que un maestro perfecto expresara entre un grupúsculo de idólatras que se autocalificaban de sinceros amantes de la verdad, para poner de relieve la hipocresía del discípulo que exclama con apasionado frenesí: ¡Maestro! ¡Maestro!, en lo que el torrente de sabiduría que brota fresco y espontáneo de un sincero instrumento de la Verdad que dicho sea de paso, DEBE SER DICHA Y DICHOSAMENTE EXPRESADA, les entra por un conducto auditivo y le sale por el otro sin poder satisfacer la sed de un alma que clama al cielo por su auténtica realización.

No creo que peque de impertinente cuando llamo a cada cosa por su nombre porque fue precisamente en este mundo y por la gracia de un maestro vivo que, me consta, absolutamente nada tiene que ver con un pedagogo mediocremente instruido… donde aprendí por propia experiencia la diferencia que existe entre fragancia y hedor así que para hacer aún más notoria la diferencia entre el mundo del conocimiento y el mundo de los ilusos que se engañan a sí mismos estúpida e insistentemente con el fin de morir de desengaños le llamaré Dormimundo, a ese lóbrego submundo donde pululan unas sombrías entidades que creen conservar algo de claridad en sus grises existencias y para colmo de males considerándose verdaderos amantes de la verdad se dedican nefasta y afanosamente a apagar velas que con el corazón, anhelan dar de sus luces al mundo porque, al igual que esa caterva de alimañas que condenara a la crucifixión a un maestro perfecto hace apenas un par de siglos, se creen con la potestad para servir como intermediarios entre un ser divino y el más caro anhelo de su propio corazón que no puede ser otro que el de: CONOCERSE A SÍ MISMO. 





 Como este artículo será publicado en Facebook, donde cuento virtualmente con la aparente amistad de algunos aparentes amantes de la verdad que tratan inútil y desconsideradamente de engañar al DADOR del regalo; mientras que en lugar del autoconocimiento lo que practican es el autoengaño supongo que para llegar a ser unos expertos farsantes, aprovecho para advertirles a quienes practican la INCONSCIENCIA y encima de cometer tan craso disparate, pretenden servir de modelos de impecabilidad, que resulta de una hipocresía verdaderamente repugnante ponerse a exclamar cuando a él se hace referencia: ¡Maestro! ¡Maestro!, mientras que cuando el maestro les invita a brillar con luz propia lo único que pueden hacer al respecto; es cubrir a esa innata chispa de claridad a la que el maestro hace referencia cuando menciona la perfección, con el ceniciento, opaco y pueril manto de la falsa modestia. No es de extrañar que las Fb expresiones de estas sombrías entidades que se creen iluminadas…sean las típicas de una berenjena ambulante que tiene a la madurez en un muy bajo concepto y a la autoestima en un deplorable estado. Si el escaso entendimiento de alguna de estas abominaciones que habitan en Premilandia y que, por sus insípidos, desagradables y putrefactos frutos, dejan demostrado que precisan con urgencia recibir el auxilio de un terapeuta o psicoanalista más que de aceptar el lujo que confiere el gozar de la gracia de un sincero ser humano plenamente satisfecho, fuera capaz de captar la diferencia entre maestro y pedagogo al distinguir que el primero hace maestros y el segundo promueve a los mequetrefes, entonces este artículo habrá cumplido con el propósito por el cual fue traducido en palabras.

 Y si acaso la infinita estupidez del pusilánime que haya expulsado de sí mismo un conocimiento que le haría consciente de su propia grandeza, me hace la distinción de pretender ofenderme con alguna que otra rebuznancia que tenga a bien intentar expresar muy borricamente, le invito a hacer catarsis con entera libertad. No le aseguro lo de sentirme ofendida con los sonidos guturales de un orangután con complejo de líder de manada o los estridentes chillidos de alguna Chita que me confunda con Tarzán pero al menos… le servirá para bajarle algo el tono amarillento bilioso del que envidia, irremediable, al afortunado que GOZA celebrando la existencia y su cualidad de transitoria en este submundo donde se ha legalizado el hurto, la trampa, el engaño y toda clase de falacia, mientras que otros, los desgraciados, SUFREN simplemente por elegir creer que la vida no es más que un penoso arrastrarse mendigando el aprecio que uno, es incapaz de ofrecerse a sí mismo.

 Supongo que estas susodichas entidades que están obligadas a dar de lo que llevan por dentro, no tomen como una descortesía el que responda la grosera cachetada con guante blanco porque noblesse obligue, sugiriéndoles que visiten la página web: www.wopg.org , donde podrán encontrarse con la posibilidad de ver la vida que ahora despilfarran inconscientemente o sea SIN SABER LO QUE HACEN, desde una perspectiva más elevada que la de un protozoario y quizás hasta se puedan permitir reconocer que se les ha dado una vida, que nada hicieron ni hacen para merecer, no para que se consideren unos abortos de la naturaleza que nacieron sin propósito alguno sino para que confirmen que un ser humano, donde sea que nazca y cualesquiera sean sus apellidos y ya sea que fuera arrullado en cuna de oro o en un pesebre, no puede ser ni más ni menos que: regio, divino y maravilloso. Simplemente porque esas son las cualidades de esa infinita conciencia de la que TODOS formamos parte pero esto, que resulta tan obvio en un maestro que entre natalicio y fin de la historia se dedica por entero a dar de su luz a quienes se han apagado al punto de asemejarse a muertos vivientes o zombis, es algo que no puede reducirse a un mero entendimiento intelectual sino que hay que probarlo en uno mismo para que se haga real porque, como expresara ese maestro perfecto que fuera reducido a un fetiche religioso por una caterva de idólatras que no confían ni en ellos mismos: “al árbol se le reconoce por sus frutos”.

 Si te pareciera útil este artículo para zarandear a esos dormidos gerentes de Dormimundo que creen estar despiertos, mientras que se babean y bostezan de aburrimiento esperando la visita del último aliento; puedes compartirlo con entera confianza. Te advierto que recibirás el rechazo de quienes sean víctimas del autoengaño, mendigos de la ajena aprobación y partidarios de los convencionalismos sociales pero ¿quién quiere ser aceptado por esa gentuza que ordinariamente se subestima a sí misma y por ende, sólo puede dar de las miserias que llevan por dentro? Recuerda que a entidades de esa calaña se dirigió un maestro vivo cuando expresara: “¿Por qué me llamáis: ¡Maestro!, ¡Maestro!, y en cambio no hacéis lo que os digo?”. Al menos para mí esos hipócritas fanatizados que se hacen expertos en desgraciarse la vida: APESTAN y es así; gracias a que ahora sé, no por las enseñanzas de los pedagogos que inculcan exánimes conceptos sino por la gracia de un maestro vivo, la abismal diferencia que existe entre el perfume de Dios y el tufo de todo lo que huele a miseria humana.




No comments:

Post a Comment