Wednesday, October 3, 2012

MAESTRO! MAESTRO! PARTE I






¡Maestro! ¡Maestro!

 Para hacer algo distinto a lo habitual, como método idóneo para zarandear a quienes se acogen a los hábitos sin tener que convertirse en monje capuchino o en monja de las Carmelitas descalzas, voy a pasarme por alto el prólogo y los agradecimientos ya que esto no es un libro como tal sino tan solo un simple folleto que recoge la opinión de un observador imparcial. Este sencillo recurso literario, me servirá también para pasarme por abajo a esos pobres ignorantes que se dedican a criticar todo lo que no son capaces de hacer, supongo que por mediocres. Y una vez hecha la aclaración, paso a lo siguiente que será explicar el título que encabeza este humilde folleto dedicado con amor, respeto y admiración absoluta, a esos seres que irradian luz a través de una humana apariencia y que mientras respiran sobre la faz de la Tierra, cumplen el divino propósito de dar de sus luces al mundo. Un mundo, dicho sea de paso, plagado de androides que miran, con absoluta indiferencia, cómo es arruinado un planeta creado para gozo y celebración de TODAS las especies vegetales y animales que habiten su superficie. Un viaje del calibre de nacer en un entorno de submundo donde los animales se muestran más inteligentes que esos que dicen ser hijos del Creador, en lo que se defecan en su magna obra terrena; es lo que avala la infinita compasión de todos esos MAESTROS que no vienen a esta esquina oscura del universo donde la hipocresía es una norma de conducta, más que para ser una flauta en las manos de esa infinita conciencia de la que absolutamente TODOS formamos parte.   




Si el lector ha sentido alguna vez cierta inclinación hacia la lectura de textos bíblicos ya sea con la retorcida intención de una mente socialmente adoctrinada o aplicando el claro enfoque del que sabe que el pensar es una dádiva divina y lo que pensemos es un regalo que a nosotros mismos nos hacemos, le será familiar esa frase que sale en los evangelios en la que se dice que un Maestro preguntó a sus discípulos: “¿Por qué me llamáis: ¡Maestro! ¡Maestro!, y en cambio no hacéis lo que os digo?”.  Nada mal para haberme estudiado la Biblia hace unos veinte años, con el objetivo de tomar la comunión y poder comulgar con otro espíritu que cuando se manifestó en la carne, también fue un incomprendido por los elementos del rebaño social y tanto… que según afirman unos relatos considerados sagrados, fue desacreditado, masacrado y asesinado por la misma caterva de hipócritas llamada por el maestro Jesús: RAZA DE VÍBORAS que hoy por hoy… siguen predicando la palabra de Dios con una descarada demagogia mientras que se cruzan de brazos demostrando  una insensibilidad digna de rechifla, ante la cada vez más obvia bestialidad de unos seres humanos que lo son tan sólo en apariencia porque con suma facilidad; bajan la cerviz para que cualquier aborto de la naturaleza con complejo napoleónico les utilice y conduzca hacia el matadero.



 La simple observación objetiva deja claro que en este planeta lo que abunda es la inconsciencia que, dicho sea de paso, no es otra cosa que la natural  consecuencia de que un ser humano ignore absolutamente lo que realmente ES; más allá de sus inculcadas creencias y del limitado concepto del que se cree terrícola hasta que el último aliento le corrobora todo lo contrario. Supongo que este folleto no caiga en manos de un lunático cuyo desequilibrio mental le impida captar el significado de la frase póstuma: “EL POLVO AL POLVO”  pero si mi suposición  fuese errada, como toda conjetura puede llegar a ser, le pido a dicho trastornado en sus facultades mentales que no esté encerrado en un manicomio por no haber cama para tanta gente, que haga este folleto a un lado y se haga el favor de conseguirse el manual de instrucciones que el maestro carpintero Geppetto, dejara escrito para que cualquier otra marioneta tan mitómana como su querido Pinocho, pudiera cumplir su anhelo de convertirse en un niño de verdad.

 Para esas humanoides berenjenas que envejecen con una inmadurez que se nota a la legua por sus desabridos frutos, aclaro que un niño de verdad se encuentra; independientemente de su edad cronológica, en el corazón de cualquier ser humano que elija ser un instrumento de la verdad y no consienta, por tanto, en usar la vida que cada aliento le otorga, para ser un pobre mequetrefe que se siente miserable simplemente porque para engañar a otros… precisa de autoengañarse. Y no hay nada que traiga más amargura que el disparate que todo iluso comete de no estar en contacto con la realidad ya que esto; es lo que le impulsa a cometer la barbaridad de ponerse a luchar contra lo inevitable.





 Y cuando de engaños se trata tocando el tópico de la enseñanza escolar que actualmente prevalece, no hay que pasar por alto el gran embuste que a todos los niños que nacen en el continente americano les inculca dicha EDUCACIÓN PEDAGÓGICA, al insistir en que unos navegantes europeos descubrieron dicho jardín del edén siendo que en el terreno que hoy conocemos como una América dividida en norte, centro, sur e islotes adyacentes, a la llegada de los tales “conquistadores” ya habitaban seres humanos cuya sabiduría no incluía a esa déspota posición de unos arrogantes energúmenos que ignoraban esa regla de oro que reza: “NO HACERLE A OTRO LO QUE A TI, NO TE GUSTARÍA QUE TE HICIERAN”. Pero qué maestra de estos tiempos que corren, se atrevería a explicarles a los estudiantes que se supone enseñe con la verdad en los labios, que esos lobos de mar que supuestamente descubrieron el continente americano surcaban los mares, no con la intención de ampliar los lazos de amistad entre los hombres y mujeres de buena voluntad incapaces de rebajar a la paz a un simple concepto cuya comprensión es sólo intelectual; sino que se aventuraban en los océanos sin siquiera saber usar una simple brújula y mucho menos un astrolabio, con el objetivo de ser amplia y materialmente recompensados por encontrar más tierras que saquear y más seres humanos que oprimir vilmente en nombre de un USURPADOR cuya insana manía de grandeza con avaricia incluida, era tan así de ilimitada que no ponía reparo alguno en tratar a sus semejantes como si fuesen bestias y para justificarlo… es muy posible que dichos CLEPTÓMANOS usaran esa otra “teoría” que los actuales pedagogos inculcan en las mentes de sus estudiantes y que afirma que el ser humano es un animal superior. Con razón tiene que ir uno por ahí escuchando tantas rebuznancias y para colmo de males… expresadas en un tono solemne que pone aún más en ridículo, al erudito con complejo de inferioridad que trata de impresionar  a otros con su colosal ignorancia.





 No pretende este fascículo responder a las banales preguntas que acosan a esa gente presuntuosa y coprófaga por demás que presume de ordinaria con chabacana desfachatez, a pesar de sus inútiles esfuerzos por aparentar una excelencia que no pueden demostrar con sus actos así que quien sea que cumpla con los requisitos indispensables para comportarse como un orangután con apariencia humana y modales aprendidos, debería desechar en el acto la idea de continuar la lectura y haría mucho mejor en ponerse  a imitar la pose de esos simios que, existiendo en cautiverio, se dedican a mendigar de lo que sea que le ofrezca quien esté  fuera de la jaula. No es mi intención herirles la susceptibilidad cuando comente acerca de la diferencia entre maestro y pedagogo, y mucho menos procuro excitar la irritabilidad del bruto, al poner en evidencia que para ser un ignorante basta con NO CONOCERSE UNO A SÍ MISMO.




 A Sócrates lo condenaron a  beber cicuta por insistir en esa simple expresión  grabada en un templo de Delfos donde se consultaba a un oráculo o pitonisa y que invitaba a CONOCERSE A SÍ MISMO; al visitante que iba a consultar a la vidente para que le pronosticara el futuro pero afortunadamente ha llovido mucho desde entonces y no creo que en estos tiempos en que la demagogia ha alcanzado una posición tan encumbrada,  se utilicen métodos tan poco sutiles y tan atroces  para silenciar al que prefiere sincerarse abiertamente por no tener nada que perder si es su personal decisión; rechazar todo acto que provenga de esa norma de conducta obligada para vivir en sociedad que genera la máscara en un rostro que sin ella; mostraría que la plenitud no es un mito sino una posibilidad que cada aliento le ofrece a un ser cuya humana apariencia es de carácter transitorio. Por si alguna duda quedara de la brevedad de la existencia de un Ser en una humana apariencia, dejo aquí una cita del gran cómico de todos los tiempos que sirva de recordatorio ya que en estos tiempos los llamados “centros de rejuvenecimiento”, ofrecen la posibilidad de engañarse aún más respecto a la inevitable llegada del último aliento y esto, créalo o no, es el motivo de que la esquizofrenia en este mundo sea un mal incurable que permite que la inmensa mayoría de los seres humanos, permanezcan en un estado de histeria colectiva.

 Y lo más curioso es que a nadie se le ocurre cuestionar ese ultraje que se le hace a ese derecho que cualquier niño posee de decidir, dado el libre albedrío que le asiste, si desea ser víctima del dogma religioso y/o la doctrina política imperante o prefiere cultivarse de manera autodidacta. Porque de cuestionarse tan esencial asunto que incluye la violación de un derecho humano, lo de transformar a un niño en un autómata esclavo de un sistema inoperante sería responsabilidad de unos progenitores que no se amaran a sí mismos y por ende, fueran capaces de imponerle a una criatura un modo de vida que va contra ese inalienable derecho de todo ser humano de poder pensar por sí mismo para así; entre otras cosas, no tener que depender de las ideas de otros que tal vez… no estén encerrados en un sanatorio para desquiciados mentales simplemente porque en sus más alocadas fantasías creen estar lúcidos. De ahí se infiere que la raíz de la inoperancia del sistema escolar que actualmente opera a nivel mundial, se encuentra en esos progenitores que no estaban aún maduros para atraer una nueva vida a este planeta y que, por no respetarse a sí mismos cual le corresponde a un Ser que sabe perfectamente quien es, son capaces de irrespetar la posición de una criatura de la que no son amos y señores sino momentáneos tutores. El poeta Gibran Khalil Gibran en su obra “El Profeta” expresó al respecto: 



 Si trato ese asunto de respetar el libre albedrío de toda criatura que nazca en la forma humana y, en lugar de imponerle un caduco y obsoleto sistema de creencias, brindarle la posibilidad de decidir por sí misma en base a lo que para sí misma desea, es porque conté con esa posibilidad simplemente porque recibí el respeto de una madre que se respetaba a sí misma y por consiguiente, tenía absolutamente CLARA esa regla de oro que nos recuerda “no hacerle al otro, lo que a uno mismo no le gusta que le hagan”. Luego de demostrarme con hechos más que con palabras, que en esta vida todo lo que importa es agradecer día a día por la posibilidad de existir y aceptarse uno a sí mismo como un ser dichoso que sólo está aquí como ave de paso, me explicó que había nacido en un mundo donde habitaban algunos seres humanos que convivían con otros que no podían hacer otra cosa que aparentarlo por imitación y que como estos brutos con ilusas aspiraciones; habían degradado a la mujer a un nivel bestial, al madurar tenía la opción de venderme al mejor postor y convertirme en “ama de casa” o hacer el esfuerzo de obtener un título universitario que me calificara para encontrar un trabajo que fuera bien remunerado y me garantizara el respeto de los machistas que, ordinariamente, no respetan ni a la que los trajo al mundo. Así fue como pude elegir, entre ambas opciones, la que me pareció más acorde con mi aspiración de no ser propiedad de ningún energúmeno que me utilizara para servirle de sirvienta domesticada y con el fin de asegurar la descendencia mediante una cópula donde el amor si brilla, será por su absoluta ausencia.



Mi intención al plasmar mi sentir utilizando a esa fuente de malentendidos que son las palabras, es honrar la labor que en un mundo de mentiritas plagado de farsantes, realiza un ser humano que con sus actos demuestra estar totalmente lúcido y, al enaltecer tan magna tarea, poner de relieve que un maestro como tal es el que enseña lo que todos sabemos pero hemos olvidado y puede hacerlo; por la sencilla razón  de que es un ser humano cuya dignidad no ha sido convertida en un tapete o felpudo y por consiguiente, puede  servir de espejo para que otro ser humano se refleje como tal y si es el caso, deje de creer que es un aborto de la naturaleza diseñado para autodestruirse y en consecuencia, estar a favor de la extinción de la flora y la fauna de un planeta que  es obra de una consciencia que todo lo abarca y de la que él o ella forma parte. Y al respecto no me dejarán mentir esos reportes que informan acerca de los miles de especies animales y vegetales que un día existieron y hoy están extintas o en vías de extinción. Respalda lo escrito en este párrafo el hecho de que a pesar de todos los organismos que existen y están enfocados, según el decir de sus organizadores, en establecer la paz mundial, desde hace siglos la humanidad esté enfrascada en uno u otro conflicto que, dicho sea de paso, sólo le sirve a esos oscuros intereses que están invertidos en artículos bélicos que promueven los mismos que están interesados en hacer de la humanidad un manso rebaño destinado a ser trasquilado por lobos disfrazado disfrazados con piel de oveja. 




 Un verdadero maestro, al poder reconocer que la excelencia es parte del potencial de un ser humano, puede mostrar la manera de trascender los límites que los conceptos suponen en lo que un pedagogo, por guiarse por un programa que le cercena la espontaneidad, se limita a implantar conceptos en una mente cuyo principal obstáculo consiste en no poder ir más allá de los conceptos y,  siendo una ley universal la que aplica INEXORABLEMENTE lo de que: “se recibe con creces de lo mismo que uno da”, es natural que un pedagogo encuentre ciertas dificultades para transitar el trecho que va de las palabras a los hechos. Dicho impedimento es el que obstaculiza el soberano derecho que a todo ser humano asiste de poder llamarle al pan, pan y al vino, vino incluso estando entre gente ignorante que le llama pan de vida a algo que sabe a hostia y que comete alcohólico vampirismo, tomándose un vino que creen se transforma en sangre de un maestro perfecto que ya no respira sobre la faz de esta Tierra. Olvidan estos demagogos mamertos que a dicho maestro lo crucificaron precisamente por darle más valor al ser humano, que a lo que estuviera escrito en un libro considerado sagrado, “casualmente”, por unos supersticiosos farsantes, y valga la redundancia, que se valían de este para esquilmar a las masas populares que, por contar con elementos que no están conscientes de su propia valía, son fáciles de ser azuzadas a manera de rebaño por cualquier lobo ataviado de macho cabrío.



Si alguien se preguntara el por qué del rotundo fracaso de un sistema escolar que ha dejado demostrado con creces y con sus frutos, a saber seres totalmente DISFUNCIONALES, que sólo sirve para transformar a una divina criatura en un cuadrúpedo orgulloso de andar en dos patas  y saber calcular fríamente cada uno de sus pasos, tal vez este folleto le sirva para resolver un cuestionamiento totalmente válido para quien sabe la diferencia que existe entre un ser dotado de una chispa de inteligencia y una berenjena con humana apariencia que puede vegetar… mientras que cree estar viva pero no puede ser útil; ni tan siquiera formando parte de la cadena alimenticia. Debido a que cualquiera que lea este folleto, aún siendo uno de los tantos... puede no estar familiarizado con el término de DISFUNCIONAL antes mentado y exhibido desfachatadamente por la inmensa mayoría de lunáticos que no ponen los pies en la tierra por pasárselas alunizando, aclaro que la disfuncionalidad en un ser humano se refiere a la pérdida de la comprensión de su verdadera naturaleza lo que conlleva a que en lugar de saberse un ser vivo con consciencia de sí mismo y absoluta comprensión de que este es un viaje astral con principio y fin; comience a considerarse un aborto de la naturaleza que recibe la bendición que cada aliento le proporciona, ignorando que este vaivén de la existencia le brinda en su totalidad algo tan invaluable e insustituible como la vida misma y por tanto, el pobre mequetrefe creerá que respira en este magnífico y pródigo planeta sin otro propósito que el de vegetar hasta el último aliento y acogerse sin remedio, a la brutal opción de sobrevivir bajo la ley de la selva que glorifica la fuerza del bruto y rechaza la opción de vivir en santa paz celebrando la existencia. Dicha ley es la que conlleva a que el hombre se convierta en el lobo del hombre o en su defecto… en el borrego de esos lobos con humana apariencia que pretenden hacer de la humanidad un rebaño de ignorantes que se dejen trasquilar mansamente.




Con el propósito de que este comunicado pueda ser al menos medianamente comprendido, por esos mediocres que parlotean de la excelencia y hasta se acuestan con ella sin tener la más remota idea de la grandeza de un ser humano porque la gente mezquina, ordinariamente posee la escasa o nula autoestima del que no se aprecia a sí mismo, debo señalar una y otra vez que no es lo mismo maestro que pedagogo ya que el primero te recuerda todo lo que ya sabes pero sustituiste por ideas, creencias, ideologías, tendencias, doctrinas y demás banalidades que los pedagogos, incluso en la forma de disfuncionales progenitores, se encargaron de inculcarte simplemente porque cuando le arrebatas a un ser humano la posibilidad de ser quien es y hacer con su vida lo que le dé su regalada gana, lo que obtienes es un esclavo de las miserias humanas que se la pasará mendigando la aprobación ajena porque cuando se mira a sí mismo, ya no ve al rey sino al mendigo.
 Y ni que señalar tengo pero lo hago por si las moscas… que la factura que pasa la obsesiva necesidad del ajeno beneplácito es bastante elevada y tanto… que no diría que es cara sino carísima. Y si lo señalo es porque sería estupendo que las nuevas generaciones, al menos los despiertos, no conozcan por experiencia propia la insatisfacción del mamarracho que, en lugar de agradecer cada instante en que un aliento le permite existir en una vasija de barro, dedica entre 70 y 104 años de vida a pedir más y más y más… a un dios que debe tener la forma de un becerro de oro porque todo lo que piden lleva un precio colgado de una etiqueta y dichos pedigüeños más que dignos seres de luz con una efímera apariencia humana, parecen borregos pastoreados por Don Billete.  




Para  reafirmar mi opinión respecto a que el sistema escolar que imperialistamente domina en la actualidad resulta obsoleto, deprimente, represivo, deplorable  y decadente, voy a poner como ejemplo al premio Nobel Albert Einstein que siendo un genio, con sistema escolar incluido, no pudo advertir que todos los políticos en este mundo, independientemente del país que crean gobernar,  no son ni más ni menos que unos pobres lunáticos con complejo napoleónico cuyo único propósito es dominar imperialistamente puesto que para dicho propósito, fueron educados por el actual sistema escolar que sigue siendo el mismo de hace unos cuantos años tras por lo que es además ANACRÓNICO. Arrepentido por haber cometido el error de creer que un megalómano presidente norteamericano, tuviera alguna diferencia con el sicópata presidente de su Alemania natal, antes de morir dejó dicho que si volviera a nacer en este planeta en lugar de científico prefería ser fontanero.
 Si esto no confirmara mi opinión respecto al sistema escolar que transforma seres humanos en mediocres androides, entonces tengo que decir que fue vana la vida de Albert Einstein y que el premio Nobel que recibiera en vida, no le sirvió ni para soplarse los mocos mientras lloraba la muerte de todas esas personas inocentes que habitaban Hiroshima y Nagasaki. Luego de que un fatuo títere manejado por oscuros intereses que promete la paz en lo que declara la guerra recibiera dicho premio, como Albert Einstein también he decidido que si regreso, me dedicaré por entero a la fontanería. Total que algo de experiencia he adquirido en eso de destapar conductos obstruidos y sólo sería cuestión de escoger el tipo de instalaciones en las que me quiera especializar.




 Innumerables son los ejemplos que podría traer a colación de personas que nacieron sabiendo lo que tenían que saber y que, gracias al inoperante y dogmático sistema escolar que ha imperado durante siglos, redujeron dicho conocimiento a la mera interpretación intelectual que estando al nivel de una mente que piensa pero no siente, es incapaz de pasar de las palabras a los hechos que las respaldan. Y así es cómo a partir de una divina criatura como materia prima, se obtiene a una retorcida entidad que puede desechar a la sinceridad que traía al momento de nacer para acogerse, sin cuestionárselo tan siquiera, a una norma de conducta que le permita socializar al mismo pútrido nivel en el que socializan todos los mediocres que por serlo, tiene que presumir de lo que carecen y relacionarse con otros sin dar la cara, la verdadera digo, la que esconde el hipócrita tras su máscara de farsante. Y esto me recuerda que los mediocres; en el pecado de ser vulgares, grises, triviales y anodinos llevan la penitencia de ser mezquinos antes que con otro, consigo mismos. Ojalá que ninguno de ellos se tropiece con este artículo porque ni siquiera para odiar son buenos los pobres, con eso de que todo lo hacen a medias… Pero si así fuera sepa Ud., susodicho mediocre, que lo que sea que le provoque la expresión escrita de mi más sincera opinión, a mí me tiene totalmente sin cuidado y es más, sepa por si lo ignora, que todas las emociones perniciosas dañan seriamente el organismo del bilioso. Y para más claro dejárselo, le informo que acostumbro  cada día de mi vida a bañarme virtualmente en emulsión de quimbombó para que todas las sandeces de los mequetrefes me resbalen. Lo podría escribir con mayúsculas por si además de mediocre fuera miope existencial pero más claro, imposible.




Volviendo al tema del sistema escolar que considera hiperactivo e ingobernable a un niño que, naturalmente dado que sabe más allá de los conceptos que la vida es digna de ser vivida, no está en lo absoluto interesado en estar encerrado en un cuartucho lóbrego escuchando a un ave parlanchina que se aprendió de memoria determinada materia, para expresarla a manera de diarrea cerebral ni comprende que para disfrutar plenamente de su existencia, tenga que obedecer ciegamente a unas bolsas de carne y huesos que todo lo que llevan por dentro es un sancocho de ideas preconcebidas, dogmas obsoletos y convencionalismos sociales, simplemente porque la luz que un niño lleva por dentro antes de que la sumisión la apague, le permite ver claramente que nació en un mundo donde unos pocos seres humanos están celebrando la vida y otros, la inmensa mayoría; llevan años respirando para demostrar que vegetar es superior a celebrar el milagro de existir, comento que ha demostrado constituir un medio muy conveniente para que una bestia con apariencia humana y rellena de egolatría, se pavonee creyéndose superior a un ser humano que no haya pisado esos pestilentes claustros que le llenan de humo la cabeza al alumnado o que los haya pisado tan sólo para ver cómo funcionan más allá de las apariencias.




Estas conclusiones han brotado de la simple observación y es de todos sabido que los resultados de la observación imparcial de cualquier asunto, poseen la objetividad que le falta a las especulaciones de quienes se conforman con creer que saben en lugar de tratar de llevar lo que saben de la teoría a la práctica. Reconozco que esta cruda realidad no debe ser descrita tan explícitamente porque resultaría inmasticable e intragable, sobre todo para los que presumen de una estrafalaria estrechez mental pero dicho sistema escolar ha probado, con creces, ser tan propicio para transformar a un ser humano en un lobo o en una zorra que creen ser personas; que confío en que habrá colmillos para masticarlo o en su defecto, unos molares de carnero que puede andar en dos patas para poder rumiarlo. La observación de esta clase de espécimen que aparenta por su aspecto externo, pertenecer al género Homo sapiens, fue lo que hiciera expresar a Samuel Butler que: “Todos los animales, excepto el hombre, saben que el mejor negocio en la vida es disfrutar de ella”.

 No sé el lector pero no recuerdo, en todos los años que invertí en llenarme la cabeza de información ineficaz y caduca, a algún pedagogo que se dedicara a improvisar atreviéndose a salirse de los límites de la educación didáctica y que, entre col y col, se pusiera a conversar con sus estudiantes acerca de la necesidad de sentirse plenamente satisfechos por el simple hecho de estar respirando temporalmente; en un planeta al que obviamente no pertenecían puesto que el último aliento lo ha dejado fehacientemente demostrado en un sinnúmero de difuntos. A ninguno de mis profesores les escuché insistir en la importancia de sentirme agradecida por una vida que absolutamente nada había hecho para merecer, ni tampoco señalar que para cultivar una sincera amistad que es en la que se puede pensar en voz alta sin problema, era imprescindible sentirse uno cómodo en su propia compañía y poder prescindir de la enfermiza búsqueda de aprobación externa. No escuché nunca a alguno de estos “educadores”,  mencionar la diferencia entre guiarse por una mente socialmente adoctrinada para anular lo humano y exacerbar la naturaleza deformada del animal que cree ser superior y dedicarse por entero a escuchar los sabios dictados de un corazón que sabe lo que es necesario saber para poder sentirse en armonía con uno mismo y por ende, con su entorno. No es de extrañar por tanto que de los claustros universitarios, surjan entidades con un diploma que acredita la capacidad para memorizar de una materia gris pero que no garantiza la excelencia de un ser humano y la plaga de mediocres que hoya la superficie de este planeta no me dejará mentir al respecto.




“Un ingeniero británico a cargo de unas obras de ferrocarril en la India, se quedó atónito al ver que todos los días un joven aldeano llegaba y se tumbaba a la sombra de un gran árbol y, se dedicaba a contemplar a los obreros y a los ingenieros que les daban órdenes. Aquel tipo extraña que se presentaba todos los días llegó a despertar el interés del ingeniero. El tipo se llevaba su comida, comía y descansaba a la sombra del árbol. Un día el ingeniero no pudo resistir más la tentación, se acercó al aldeano y le dijo:

-   - ¿Por qué no trabaja? Viene todos los días y pierde el tiempo nada más mirando.
El aldeano replicó:
-          - ¿Y para qué voy a trabajar?
El ingeniero respondió:
-        -  Pues para ganar dinero.
El aldeano preguntó:
-         -  ¿Y qué voy a hacer con el dinero?
El ingeniero respondió:
-    - ¡Si serás imbécil que no sabes lo que hacer con el dinero!!! Cuando tengas dinero podrás relajarte y disfrutar.
El pobre aldeano dijo:
-         - Pues qué cosa tan rara…, porque yo ya estoy relajado y disfrutando. Anda que no hay que darle tantas vueltas: trabajar un montón, ganar dinero y después, disfrutarlo y relajarte. Pero… ¡si yo ya lo hago!!!”.


















































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