Cambiar el mundo es una tarea titánica que no me corresponde. Ya los soberbios animales superiores que se creen “todopoderosos”, lo hacen para su propio provecho y en evidente detrimento del resto de los habitantes, los animales, las plantas, los ríos, los mares y todo lo que le pertenezca al Planeta y que ellos en su tremebunda ignorancia, consideran como propiedad privada. Pero puedo cambiar mi entorno y eso, es un poder dado de regalo por el verdadero Todopoderoso, a sus divinas criaturas hechas ciertamente (y a pesar de los mediocres-mezquinos), a Su imagen y semejanza. Sólo por eso y sólo por hoy, aunque me siga ganando el rechazo o la animadversión de los que no concuerdan conmigo, me dedico a recordar tanto al que lo reconoce como al desmemoriado; que el sol sale para todos y que al menos eso, deberíamos ser capaces de agradecerlo y no sólo de dientes para afuera.
Que la divinidad que cada cual lleva a dentro, sabe perfectamente cuando la expresión es sincera y cuando el idiota al que le regala Su aliento sin merecerlo, se está autoengañando creyendo que lo que le permite SER es una madrecita a la que puede verle la cara de pendeja, como a la que lo parió. Lo siento por lo que ponen su divinidad lo mismo en el infinito espacio cósmico que en los quintos infiernos, pero si una madre o un padre cualquiera desea estar cerca de sus hijos, ¿a quién se le ocurre que Dios haría menos que un simple mortal? Sucede que tal disparate, solamente se le puede ocurrir a un padrastro o una madrastra que nada tienen que ver con el hijastro por ser hijo de una o un rival en potencia. Léase exactamente: la Santa Madre o el Santo Padre, según le convenga al consumidor que en definitiva, yo con poner los puntos sobre las íes tengo más que suficiente. Conozco la diferencia entre saber y creencia, y también soy muy selectiva. Para los que desean ser felices mientras que están vivos y sentir la presencia de lo divino mientras aun respiran; envío estos videos y un consejo del gran Tony de Mello:
“El secreto de una vida dichosa y afortunada es hacer feliz cada DIA a una persona, aunque esa persona seas tú mismo. Sobre todo si esa persona eres tú mismo”.
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